De unos años a esta parte, se ha normalizado una práctica que pone en riesgo la convivencia lingüística en Cataluña. Esto es, poner en la picota a comercios y dependientes que eligen expresarse en castellano —lengua oficial junto al catalán y mayoritaria de los catalanes—, tanto señalándolos públicamente en redes y llamando al boicot, como organizando escraches ante los locales —como ha hecho en más de una ocasión la ultra Plataforma per la Llengua—.
El último caso lo ha protagonizado el presidente de la Cámara de Comercio de Hospitalet, Jordi Monrós, que ha denunciado en su cuenta personal de Twitter: «En el barrio Centro de Hospitalet, el bar restaurante Ca Les Noies tiene la carta en castellano letra bien grande y en inglés en letra pequeña. Nada en catalán. Ni rastro, más allá del nombre del restaurante». Y ha aseverado: «No vamos bien. Qué poco respeto por la lengua del país».