No son pocos los que han señalado que los comunes son un partido que no se declara separatista pero que practica gestos y políticas frecuentemente concomitantes con las del nacionalismo catalán. Así, por ejemplo, en Barcelona su política comunicativa excluye normalmente el castellano —lengua oficial y mayoritaria de los catalanes—, además de destinar abundantes ayudas económicas a la entidad ultra Plataforma per la Llengua —conocida por haber espiado la lengua de los niños en el patio y señalar a comercios que se decantan por el español—.
Ahora, tal y como ha destacado El Catalán, Manuel Domínguez, su alcaldable en Hospitalet de Llobregat, una ciudad de mayoría abrumadoramente castellanohablante, ha optado por distribuir solo en catalán su propaganda electoral. Paradójicamente, y pese a vetar la lengua materna mayoritaria de los ciudadanos de Hospitalet, el programa insiste en que pretende que la ciudad se caracterice por su «inclusividad», así como por su apuesta por la «cohesión social».