Los medios de comunicación nacionalistas acusan el desgaste de una década de fijación procesista. Después de que el director de TV3, Sigfrid Gras, anunciase que la programación del canal pública prestaría menos atención a la actualidad política y más al entretenimiento, ahora conocemos que las dos principales emisoras de radio secesionistas, RAC1 y Catalunya Ràdio —que en los últimos años han vivido volcadas en la crónica exhaustiva del desafío separatista— han perdido atractivo entre los oyentes, sufriendo una fuerte pérdida de éstos.
Así, RAC1, la radio del Grupo Godó, ha caído de los 967.000 oyentes a los 855.000. Por su parte, la radio pública catalana, Catalunya Ràdio, también sufre una hemorragia de oyentes, pasando de los 644.000 a los 531.000. La caída de audiencia queda patente en sus programas estrella: los matinales. De esta forma, mientras el conducido por Jordi Basté (RAC1) ha obtenido 647.000 oyentes (756.000 el año pasado), Laura Rosel (Catalunya Ràdio) pasa de 466.000 fieles a 394.000.