Hacienda ha comunicado los datos de recaudación tributaria del año 2022. Son excelentes. IRPF recauda un 15,8% más que en 2021, hasta llegar a 109.000 millones. Sociedades un 20,8% más, hasta 32.000 M. IVA un 13,9% más, hasta 83.000 M. El total de la recaudación tributaria asciende a 255.000 M, un 14,4% más que en 2021 = 32.000 M más.
Buena parte de este espectacular aumento de 32.000 millones se debe a la inflación: los incrementos salariales mejoran sustancialmente la recaudación por IRPF (sobre todo si no se deflacta la tarifa, como injustamente ha hecho el Gobierno). Lo mismo pasa con la subida de precios de los productos en la recaudación por IVA. El Banco de España atribuye a la inflación la mitad del incremento recaudatorio. Hacienda dice que es la tercera parte. En todo caso, hay otra buena parte que tiene que corresponder al aumento de la ocupación y, quizá, al afloramiento de economía sumergida.
De todos modos, la desaforada política de gasto público que ha venido desarrollando este Gobierno ha absorbido ese aumento recaudatorio y encima ha generado un déficit del 4,8% sobre PIB = 64.000 millones. Esa es la principal razón de que la Deuda Pública haya subido en el año 2022 en 75.000 millones, hasta situarse en 1,5 billones de euros. Afrontar este marrón va a ser una auténtica odisea para el Gobierno que surja de las elecciones de diciembre. Y la reducción del gasto público va a ser su asignatura fundamental.
El Gobierno gasta mucho y gasta mal
Es preciso fijar nuestra atención en la manera de gastar que tiene este Gobierno. Hasta ahora, la mayor parte de las rebajas tributarias y de las ayudas se han concedido a todos los ciudadanos, de manera indiscriminada, sean ricos, medianos o pobres. Es lo que pasó en 2022 con los 20 céntimos de subvención gubernamental al carburante (que en 2023 ya se ha restringido al transporte, agricultura y pesca; pero fue un dineral lo que se malgastó). Es lo que pasó en 2022, y sigue pasando en 2023, con la rebaja del IVA sobre el gas y la electricidad, desde el 21% hasta el 5%. Y con la supresión del IVA, del 4% al 0%, para los alimentos básicos. Y con la rebaja del Impuesto sobre la Electricidad del 5,11% al 0,5%. Y con la supresión del Impuesto sobre el Valor de la Producción de la Energía Eléctrica. Y con las ayudas al transporte urbano e interurbano. Café para todos.
Esta manera de gastar, aparte de resultar carísima, es injusta pues beneficia más a los que más ganan. Es preciso sustituirla por ayudas focalizadas en las personas más vulnerables. Por eso, se debería ir pensando en: 1) restablecer desde ya los tipos normales de tributación del IVA en electricidad, gas y alimentos básicos; 2) restablecer al 5,11% el Impuesto especial sobre la Electricidad; 3) Restablecer el Impuesto sobre el Valor de la Producción de la Energía Eléctrica; 4) Restablecer las tarifas ordinarias de transporte urbano e interurbano.
Al mismo tiempo hay que diseñar un sistema de ayudas focalizadas en las personas con menor nivel de renta. En la electricidad se trata de continuar y mejorar el sistema del bono social eléctrico. Algo parecido podría hacerse con el gas. Las tarjetas de transporte subvencionado sólo se deberían dar a personas con pocos recursos. Y en lugar de suprimir el IVA a los alimentos básicos se concedería una deducción en el IRPF.
Y hablando de ayudas focalizadas en persona vulnerables a través de deducciones en el IRPF, pensamos en la deducción por vivienda habitual.
La deducción por inversión en vivienda habitual
La deducción en el IRPF por inversión en vivienda habitual fue suprimida con efectos 1 de enero de 2013. Pueden seguir aplicando la deducción los que adquirieron su vivienda habitual antes de esa fecha: cada contribuyente puede deducir de la cuota de IRPF el 15% de los pagos por amortización e intereses, hasta un máximo de pagos de 9.040 euros (deducción máxima: 1.356 euros). Pero ya no hay deducción para las adquisiciones posteriores a 1 de enero de 2013.
Tras dicha supresión, el único incentivo fiscal a la inversión era el de las aportaciones a Planes de Pensiones. Pero este incentivo también ha desaparecido prácticamente pues en el IRPF 2022 la máxima reducción en base ha quedado fijada en la ridícula cantidad de 1.500 euros anuales.
Tras la supresión de ambos incentivos, es lamentable tener que afirmar que el sistema fiscal español no ofrece ningún incentivo a la inversión.
En nuestra opinión, el mejor plan de pensiones es tener la propiedad de la vivienda habitual. Llegada la hora de la jubilación, es muy probable que sea necesario completar la pensión con algún ingreso adicional. Y eso puede conseguirse convirtiendo la vivienda habitual en dinero (a través de la hipoteca inversa o la venta de la nuda propiedad). Por ello, se echa de menos en la ley española algún tipo de incentivo fiscal a algo tan necesario para todo el mundo como es la adquisición de vivienda habitual.
Los jóvenes tienen muy difícil la adquisición de vivienda
Dadas las condiciones actuales del mercado inmobiliario y vistas las exigencias de los Bancos para conceder un préstamo hipotecario, podemos decir que la adquisición de una vivienda habitual es misión casi imposible, sobre todo para jóvenes de rentas medias-bajas.
Esa imposibilidad condena a estos jóvenes a buscar una vivienda en alquiler. Y los alquileres, sobre todo en las grandes ciudades, están en cifras prohibitivas. Las políticas gubernamentales de control de alquileres son inútiles. Y la gente tiene que dedicar la mitad de su sueldo a pagar el alquiler.
Está claro que ésta es la principal dificultad a la que se enfrentan los jóvenes que quieren independizarse.
¿Qué pueden hacer los poderes públicos para aliviar esta dificultad? Es un tema difícil, pero es indudable que algo deben hacer. Pueden promover la construcción de viviendas para su venta, pero los adquirentes deberían pasar los filtros bancarios. Pueden promover la construcción de viviendas para su alquiler, pero la experiencia demuestra que la gestión de estos temas por la Administración es muy problemática. Y, en todo caso, la selección de los candidatos es siempre un foco de conflictos.
Ante eso, una medida sencilla es restablecer en el IRPF la deducción por inversión en vivienda habitual. Sería una deducción dirigida a personas sin patrimonio apreciable y con rentas inferiores a 2,5 veces el salario mínimo (por ejemplo). Y para adquirir su primera vivienda habitual por un precio inferior a 300.000 euros (por ejemplo). Es muy necesario pensar en esto.
Esta deducción aumenta la capacidad de pago durante la amortización del préstamo y facilita la concesión del préstamo hipotecario.
En el País Vasco sí fomentan la inversión
Para terminar, hay que decir que en el País Vasco se mantiene la deducción por inversión en vivienda habitual. Y hay que decir también que la reducción por aportación a Planes de Pensiones es 5.000 euros (frente a los 1.500 euros de territorio común). En el País Vasco, alguien piensa que el sistema fiscal está para algo más que recaudar.
De este modo, en el IRPF, por adquisición de vivienda habitual, cada contribuyente puede deducir el 18% de las cantidades pagadas en el ejercicio (amortización e intereses). La cantidad máxima deducible es 1.530 euros. Y si el contribuyente tiene menos de 30 años, puede deducirse el 23% siendo el máximo a deducir 1.955 euros. No está nada mal. Sobran los comentarios.
