El próximo 1 de abril el Recargo Municipal barcelonés sobre la tasa hotelera se incrementa en 1 euro por persona y día. Ello nos da pie para examinar el sentido de esta tasa. En 2012 la Generalitat implantó en Cataluña, como tributo propio, el Impuesto sobre Estancias en Establecimientos Turísticos, generalmente conocido como tasa hotelera. Así se hizo por la Ley 5/2012 de 20 de marzo. Esta tasa grava con una tarifa por persona y día la estancia en hoteles de cualquier categoría, viviendas turísticas (AirBnB), campings y cruceros.
La tasa se justifica como una compensación por las incomodidades (masificación, ruido, molestias…) generadas por un turismo desbocado.
En 2017 (Ley 5/2017, de 28 de marzo) se retocaron las tarifas. Así, por ejemplo, en Barcelona, había que pagar 2,25 euros por persona y día en un hotel de 5 estrellas. En un 4 estrellas 1,10 euros. En los demás 0,65 euros.
El hotel cobra la tasa al cliente en forma separada en la factura. Y la tasa forma parte de la base imponible del IVA (al 10%).
En 2020 (Ley 5/2020, de 29 de abril), la Generalitat incrementó las tarifas fuertemente: un 55%. Así, en Barcelona, la tasa en un 5 estrellas pasó a 3,50 euros. En un 4 estrellas a 1,70 euros. En los demás a 1 euro. Además se autorizó al Ayuntamiento de Barcelona a imponer un Recargo Municipal sobre estas tarifas con un límite máximo unitario de 4 euros.
Se seguía cobrando durante lo peor de la pandemia
Nadie pudo entender cómo, en lo peor de la pandemia, con los hoteles cerrados y todos sus empleados en ERTEs, la Generalitat tuviese la ocurrencia de endurecer de este modo la tasa hotelera. Era un escarnio. Lo razonable hubiera sido suprimir la tasa.
Como era previsible, durante los meses siguientes se fue aplazando la aplicación de este incremento. Aunque la tasa se siguió exigiendo, por su tarifa inicial, a los pocos hoteles que estaban abiertos. Increíble. Hasta que, a partir de 1 de octubre de 2021, la Generalitat pensó que ya estaba bien de aplazamientos y decidió exigir la tasa con las tarifas incrementadas de 2020.
Más increíble todavía fue que el Ayuntamiento de Barcelona aprobara el Recargo Municipal a partir de 1 de junio de 2021: 1 euro por persona y día.
Y ahora, el Ayuntamiento ha decidido que, a partir de 1 de abril de 2023, el Recargo Municipal suba hasta 1,75 euros.
Cómo quedan las tarifas a partir del 1 de abril de 2023
Euros por persona y día (hasta un máximo de 7 días):
5 estrellas: 3,50 para la Generalitat, más 2,75 para el Ayuntamiento = 6,25.-
4 estrellas: 1,70 + 2,75 = 4,45.-
Resto hoteles: 1 + 2,75 = 3,75.-
Viviendas turísticas: 2,25 + 2,75 = 5.-
Cruceros, más de 12 horas: 2 + 2,75 = 4,75.-
Cruceros, menos de 12 horas: 3 + 2,75 = 5,75.-
Y para demostrar que son incansables: el Recargo Municipal subirá a 3,25 euros a partir de 1 de abril de 2024.
Y todo ese coste se incrementa con el 10% de IVA.
La recaudación presupuestada en 2022 es 45 millones de euros.
Comentarios
1.Resulta inaudito que, en un sector en recuperación, en un entorno inflacionario que machaca el nivel de vida de la gente y con una gran incertidumbre por la guerra de Ucrania, se sigan tomando, por la Generalitat y por el Ayuntamiento de Barcelona, medidas fiscales que deterioran la principal fuente de empleo de Cataluña: el turismo.
2.Para entender mejor en qué escenario se está aplicando la tasa hotelera, ofrecemos los datos sobre número de pernoctaciones hoteleras en la ciudad de Barcelona (son datos del Ayuntamiento):
En 2019: 21,36 millones de pernoctaciones.
En 2020: 4,35 millones (obsérvese el batacazo).
En 2021: 8,29 millones (la cosa sigue fatal).
En 2022: 19,73 millones (recuperación incompleta).
¿Cómo es posible castigar fiscalmente a un sector que ha pasado por este cataclismo? Y que aún no se ha recuperado del todo.
Y ¿qué sentido tiene exigir la tasa hotelera a un sector que está pidiendo la rebaja del IVA como una palanca para su recuperación?
3.Resulta evidente que la tasa hotelera hace menos competitiva a la industria turística catalana. En condiciones parecidas, cualquier operador turístico decidirá enviar a sus clientes a los lugares donde los costes sean más bajos. Dentro de España, Cataluña y Baleares, son las únicas Comunidades donde se exige la tasa hotelera. Esto les resta competitividad frente a las demás.
4.Por eso, de acuerdo con el ranking que elabora Exceltur, Barcelona ya no es la ciudad española más atractiva para los turistas. Madrid ha pasado a ser el destino urbano número 1 en competitividad turística. Barcelona ha descendido a la segunda posición. Y puede seguir bajando. Que esto venga propiciado por las propias autoridades catalanas es inconcebible.
5.Es cierto que la masificación turística genera incomodidades a la ciudadanía. Pero hay muchísimo empleo comprometido en este sector. Y es una temeridad atacarlo sin que existan soluciones de empleo alternativas. ¿Dónde están los empleos de la digitalización y de la economía verde? También es verdad que la tasa recauda poco, pero focaliza el castigo en un sector esencial. Y lo más grave es que revela una forma de entender la política fiscal completamente enfrentada con lo que la economía necesita.
Lo mejor que se puede hacer con esta tasa es suprimirla.