Luz verde a una semana determinante para el futuro del gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos. Este martes y miércoles tendrá lugar en el hemiciclo del Congreso de los Diputados el debate y tramitación de la moción de censura presentada por Vox.
Una moción que demuestra que los de Santiago Abascal han perdido el norte. No sólo porque no tienen ni tan siquiera asegurados los votos de su propia formación, sino porque han propuesto como candidato alternativo para ocupar la presidencia del gobierno a un actor profundamente distinto de sus ideales.
Desde el ejecutivo de Pedro Sánchez no temen que la moción de Vox pueda hacer peligrar la continuidad del gobierno. De hecho, el portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, aseguró este sábado que su grupo la utilizaría para «contrastar los dos modelos de país existentes».
Algo que ha sido criticado duramente por la oposición. Alberto Núñez-Feijóo aseguró que su formación se abstendría para «no dar aire al gobierno». Entienden desde el Partido Popular que la moción de Vox únicamente favorece al gobierno porque absorberá todo el foco mediático a escasos meses de los comicios.
Santiago Abascal nunca ha confiado en la moción de censura
Santiago Abascal nunca ha confiado en la moción de censura. De ahí que no se haya propuesto como candidato para ocupar la presidencia del gobierno en el caso de que la misma saliera adelante.
Esta idea se refuerza, además, si tenemos en cuenta el perfil del candidato propuesto: Ramón Tamames. A escasos meses de convertirse en nonagenario, Ramón Tamames asumió la responsabilidad de liderar la moción de censura de Vox. Y lo hizo a pesar de sus diferencias con los de Santiago Abascal.
Carece de lógica que se destinen dos días, como mínimo, a debatir y tramitar una moción de censura que no convence ni al propio Santiago Abascal
Unas diferencias que no tardaron en evidenciarse públicamente cuando Tamames aseguró, en declaraciones ante los medios, que consideraba «exagerado decir que este gobierno era el peor de los últimos 80 años».
Ramón Tamames, ex militante del Partido Comunista y diputado por Madrid entre 1977 y 1979, se encargará de defender la moción de censura al actual gobierno de coalición y tratará de convencer a las distintas formaciones políticas de la idoneidad de su candidatura.
Vox hace un uso inapropiado de las figuras parlamentarias
Vox hace un uso inapropiado de las figuras parlamentarias. Es la segunda vez en esta legislatura que pretende desbancar al gobierno de coalición mediante una moción de censura que no cuenta con el respaldo de ninguna formación política.
Parece pretender apropiarse del foco mediático en una especie de intentona de hacerse con votos para los futuros comicios. No obstante, y más allá de mi opinión acerca del actual gobierno de coalición, recuérdese que más allá del quorum necesario para su presentación, la figura de la moción de censura lleva inherente, al igual que cualquier otra figura parlamentaria, un principio de responsabilidad política y respeto hacia las instituciones.
Carece de lógica que se destinen dos días, como mínimo, a debatir y tramitar una moción de censura que, como ya he dicho, no convence ni al propio Santiago Abascal.
Y es que lamentablemente, se dejarán de lado cuestiones que suscitan un profundo interés general para tramitar una moción que, si bien es cierto que constituye una figura de control al gobierno, requiere un mínimo de responsabilidad y coherencia política.
Porque, en definitiva, veremos en los próximos días si ésta no les resulta contraproducente al partido de Santiago Abascal. Y es que hasta la fecha no están tan siquiera asegurados los votos de su propia formación política, algo que no es de extrañar dadas las profundas diferencias con el candidato presentado.
Por lo tanto, lo que pudo preverse como un mecanismo de propaganda política, encubierta bajo la figura de la moción de censura, puede convertirse en el peor aliado de Vox. En la primera moción se quedaron solos votando a favor, ¿y si ahora ni tan siquiera sus propios diputados apoyan la moción?