Pese a que el sentimiento secesionista ha caído notablemente entre la población catalana según las encuestas y el contexto de crisis económica en el que se halla esta comunidad, el Govern sigue destinando recursos a promover el relato separatista en el extranjero. Así, anunció ayer que abrirá una nueva embajada en Colombia, «delegación exterior» que se suma a otros 20 diseminadas alrededor del mundo y cuyo mantenimiento anual supera los 15 millones de euros. Según el presidente catalán Pere Aragonès y la consellera de Acción Exterior, Meritxell Serret, de viaje en Colombia, la nueva delegación «consolidará la relación entre los dos países [sic], que es muy estrecha en muchos ámbitos».
A este respecto, es conocido que el controvertido presidente Gustavo Petro —con el que Aragonès se reúne hoy— es un firme defensor del nacionalismo catalán. Amparó el golpe constitucional perpetrado por el separatismo, ejerció de «observador internacional» durante el referéndum ilegal del 1 de octubre y ha calificado en diversas ocasiones a España de Estado «fascista». La semana pasada, portavoz de la Generalitat Patricia Plaja reconoció que Colombia es el país que más ayuda al desarrollo ha recibido por parte del Govern: 1,8 millones en el último lustro.