El Catalangate, el supuesto espionaje masivo al separatismo mediante pinchazos teléfonicos que desató la indignación en el orbe nacionalista, en entredicho. El estudio de Citizen Lab que demostraba los hechos ha sido concienzudamente desmontado por un informe de 237 páginas elaborado por el profesor de Ciencias Políticas y Administración de la UNED José Javier Olivas y presentado ayer en el Parlamento europeo de la mano de Ciudadanos.
Entre los errores de bulto del informe consta que el exconseller de Salut Toni Comín fuese espiado —llegando a declarar como víctima— cuando en realidad se le atribuyó un móvil que no era el suyo. También, que carece de transparencia, no está bien documentado y no se sometió a una revisión inter pares independiente. «Las pruebas aportadas por el informe Catalangate son claramente insuficientes para formular acusaciones específicas, como las que se dirigen contra el Gobierno español. No hay motivos suficientes para afirmar que España ha participado en un espionaje ilegal, ilimitado, innecesario o desproporcionado de políticos y activistas catalanes, como sugiere Citizen Lab», concluye Olivas en el informe.
Pese a ello, el separatismo consiguió con este asunto un considerable éxito en el terreno de la propaganda, precipitando, por ejemplo, la dimisión del la directora del CNI, Paz Esteban.