Una vez más, grupos de radicales han convertido las universidades catalanas en escenario de casi guerra contra el resto de estudiantes. En esta ocasión, han aprovechado la celebración del 8M para entorpecer el funcionamiento normal de las clases, impidiendo el acceso a otros estudiantes a las instalaciones. Todo ello portando capuchas para evitar ser identificados, según ha denunciado la organización universitaria constitucionalista S’ha Acabat en su cuenta de Twitter.
Desde S’ha Acabat se ha acusado a los organizadores de estos hechos de tener como objetivo «la coacción e imposición de una huelga ideológica«. Unos fines para los que, según han denunciado los jóvenes de S’ha Acabat, han contado, incluso, con la «aprobación» de autoridades como el vicerrectorado de la UPF.