Después de que Heineken retirase la publicidad del programa de TV3 Zona Franca por sus «Puta España» y que la cadena prescindiese del colaborador del espacio Manel Vidal por bromear con el presunto «nazismo» del electorado del PSC, muchos dentro del separatismo esperaban que el poder nacionalista saliese en tromba a denunciar esta «cancelación». Sin embargo, los líderes secesionistas han evitado denunciar el episodio, que ha culminado con la dimisión del presentador y el cierre el espacio. Así, ni el expresident Carles Puigdemont ni los neoconvergentes Laura Borràs o Jordi Turull —cercanos a la línea beligerante que defendía Zona Franca— se han manifestado al respecto.
«La sensación de desprotección siempre está ahí, latente, pero cuando pasan cosas como lo de Manel Vidal y ves que ni los que supuestamente comulgan con la causa tienen narices (porque poder sí tienen) de defenderte, da una rabia tremenda», ha criticado de manera significativa el controvertido cómico Jair Domínguez, que llegó a calificar a los catalanes castellanoparlantes de «malas personas». El único partido que ha tomado partido en la polémica ha sido la CUP, que ha pedido la dimisión del director de TV3 Sígfrid Gras. «Es una censura al humor y un abuso de poder por parte de los representantes pactados por PSC, ERC y Junts que están gestionando el Consell de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisual», denunció la formación en un comunicado.