La movilización separatista contra la cumbre entre España y Francia celebrada este jueves en Barcelona ha tenido a un protagonista absoluto que ha sido el líder de ERC, Oriol Junqueras. Convocada por entidades estrechamente vinculadas a Carles Puigdemont, la ANC y el propio Consell de la República, la manifestación tenía como objetivo demostrar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que el procés no ha acabado. Pero ha terminado por convertirse en una demostración más de la guerra fratricida que mantienen desde hace años Junts y ERC. Entre pitos e insultos, y como ya le sucediera en su día al expresidente Montilla, Junqueras ha tenido que abandonar la manifestación.
El constitucionalismo catalán no ha querido desaprovechar el momento. Y, así, algunos de sus más destacados representantes, han aprovechado lo sucedido para arremeter también contra el líder de ERC, formación a la que tanto separatistas como constitucionalistas recriminan su doble juego. Y es que resulta difícil de entender que, por un lado, se alíen con el PSOE en el Gobierno central y, por otro, sigan alentando desde las instituciones catalanas un ruptura con España que cada vez está más lejos de convertirse en una realidad.
El diputado de Ciudadanos en el Parlament Nacho Martín Blanco ha asegurado desde su cuenta de Twitter que lo que le ha sucedido a Junqueras no es extraño «cuando te pasas la vida el odio a España y hablando de diferencias genéticas entre catalanes y españoles». Sus propios seguidores, ha añadido, «te perciben como poco puro«.
Más incisivo se ha mostrado el líder de Ciudadanos en Cataluña, Carlos Carrizosa, que se ha referido a los manifestantes como «jubilados, empleados públicos y liberados de partidos políticos«. «Si no piden más golpes de Estado ni queman nada hoy», ha añadido, «hasta pueden parecer menos trumpistas o bolsonaristas».
El expresidente de Sociedad Civil Catalana Josep Ramón Bosch, ha señalado, por su parte, que lo sucedido este jueves en Barcelona demuestra que «el procés acabó hace tiempo» y que «solo quedan el rencor y el odio«. Eso sí, ha alertado de que el separatismo se encuentra «a la espera del gobierno PP-Vox para rearmarse».