ANÁLISIS / Optimismo infundado de Calviño

Estamos soportando precios de la electricidad mucho más altos y pasando un frío desconocido desde hace décadas

La ministra Nadia Calviño en una imagen de archivo.

Al comienzo del año florecen los buenos propósitos al calor de ese espíritu navideño que a unos nos agrada tanto y a otros deprime. Me comentaba mi hijo cenando esta semana que el gimnasio al que acude está en plena ebullición tras los excesos navideños y los buenos propósitos de enmienda que nos dejaron los Magos de Oriente el 5 de enero. Los ministros del Gobierno parecen haber sido tocados también por la varita mágica de los buenos propósitos y ninguno lo ejemplifica mejor en estos primeros días de enero que la animosa ministra Calviño, responsable de la cartera de Asuntos Económicos y Transformación Digital.

Para saludar el año entrante, la ministra publicó hace unos días un artículo en el diario Expansión extraordinariamente reconfortante en el que anunciaba a los atribulados ciudadanos que se las ven y se las desean para llegar a fin de mes que la economía española va viento en popa y estamos arrancando un año histórico, gracias claro está, a la clarividencia de Don Pedro, cuyas intervenciones en el Congreso la ministra suele aplaudir con un ardor digno de mejores causas. Me recuerda una situación a la que aludía el profesor Krugman hace unos días en uno de sus últimos artículos (“We may not need a recession to fight inflation, but we could get one anywar”, New York Times, 10 de enero) cuando a su vez recordaba que “el proceso de desinflación al principio de los años 80 requirió un enorme aumento sostenido del desempleo”, pero Reagan a finales de 1984 se congratulaba del magnífico estado en que se encontraba la economía estadounidense.

Palabra de ministra

“España inicia 2023 con un motor económico sin precedentes” rezaba el titular del diario, una frase extraída del artículo de la ministra, una pieza entusiasta en extremo que contrasta con el empobrecimiento que hemos registrado la inmensa mayoría de los españoles en los últimos años y la delicada situación en que se encuentra la economía española. Comprendo que 2023 es año de elecciones y ustedes están dispuestos a tirar la casa por la ventana para arañar algunos votos y necesitan convencernos de lo formidables que son y lo bien que han gestionado la economía española desde el 1 de junio de 2018; pero son tantas las cifras que maquilla o esconde la ministra tras el velo de sus reconfortantes palabras, que he sentido necesidad tras leer el artículo de abrir las ventanas para airear un poco la casa y exponer algunas consideraciones algo más ajustadas a la realidad sobre el estado de la ‘cosa’.

Según nos informa en su artículo, España acabó 2022 con un crecimiento del PIB de 5 % “gracias a las medidas de protección adoptadas para hacer frente a la pandemia… y ha tenido una recuperación rápida y fuerte”. Subraya “como factor diferencial más importante… el fuerte aumento del empleo que junto al afloramiento de la economía sumergida y al impacto de la reforma laboral, proporciona una base sólida para el nuevo ciclo”. Cifras récord de afiliación, tasas de paro en mínimos históricos, dos millones y medio más de contratos indefinidos avalan su magnífica gestión.  Y “a ello se suma la buena marcha del sector exterior y el extraordinario dinamismo de la inversión pública y privada gracias a las inversiones financiadas con los fondos europeos Next Generation EU, también sin precedentes en nuestra historia reciente”.

Echa usted también al saco de los grandes logros de su Ministerio la contención de la inflación “que ha bajado cinco puntos en cinco meses” gracias a “las bajadas de los precios de la energía y a la eficacia de las medidas adoptadas por el Gobierno”.  Y en el ámbito de las finanzas públicas, destaca el hecho de que, si bien “se han movilizado ya más de 45.000 millones de euros de fondos públicos mediante bajadas fiscales y ayudas directas a consumidores y empresas… esta respuesta ágil y firme ha sido compatible con el cumplimiento, un año más, de los objetivos de reducción del déficit y la deuda pública, y al mismo tiempo, ha evitado un aumento de la desigualdad similar al vivido tras la crisis financiera de 2008”.  Conforta saber que estamos iniciando 2023 con un motor sin precedentes”, surcando en volandas el mejor de los mundos posibles gracias al mejor gobierno posible.

Algo más de modestia

En mi artículo “El PIB ya no es lo que parece”, publicado en este diario el 31 de diciembre de 2022, explicaba que desde que dimitió el anterior presidente del INE el pasado 26 de junio, a causa de las diferencias que usted y otros miembros del Gobierno mantenían sobre la ‘metodología’ empleada por el INE para calcular el precio de la electricidad, el PIB de la economía española ha aumentado como la espuma y la tasa de variación interanual del IPC “ha bajado cinco puntos en cinco meses”. Según ustedes el INE sobrevaloraba el aumento del IPC e infravaloraba el aumento del PIB, pero desde que la nueva presidenta se hizo cargo del INE parecen haberse disipado esas dos discrepancias. 

Veámoslo con más detalle. El INE ha revisado al alza la estimación de la tasa de crecimiento interanual del PIB del primer trimestre de 2022 4 décimas en septiembre y 3 décimas más en diciembre, pasando de 6,3 % en junio a 7 % en diciembre; también ha revisado al alza la tasa del segundo trimestre, 5 décimas en septiembre y 8 décimas en diciembre, pasando de 6,3 % a 6,8 % en septiembre y de 6,8% a 7,6% en diciembre; y, por último, ha elevado el crecimiento del tercer trimestre en 6 décimas, pasando de 3,8 % en octubre a 4,4 % en diciembre. El Gráfico 1 resume la evolución de las estimaciones de crecimiento desde el 29 julio hasta el 28 de diciembre. Las columnas en azul son las estimaciones del primer trimestre, las columnas en marrón las del segundo y las columnas en rojo las del tercer trimestre. En total, la suma de las revisiones en los tres trimestres ha elevado 2,6 puntos porcentuales la tasa de crecimiento en los tres primeros trimestres de 2022, esto es, 0,9 puntos en media. Afirma la ministra Calviño que “el crecimiento de la economía española volvió a superar las previsiones más optimistas, con un aumento del PIB por encima del 5%”, lo que no nos dice es que al menos un punto de ese crecimiento se ha producido por las revisiones efectuadas desde el nombramiento de la nueva presidenta del INE.

Gráfico 1. Tasas interanuales de crecimiento del PIB en los tres primeros trimestres de 2022

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de la Contabilidad Nacional Trimestral, INE.

Pasemos ahora a examinar el recorte en la tasa de crecimiento del IPC cuya moderación achaca la ministra “a la bajada de costes de la energía y a la eficacia de las medidas adoptadas por el Gobierno”, entre las que “destaca sin duda el mecanismo ibérico de tope al gas en el mercado mayorista de electricidad”. El Gráfico 2 muestra la evolución de las variaciones interanuales del índice general del IPC (línea azul) y del índice de la electricidad (subclase 0451 del IPC) desde enero de 2018 hasta diciembre de 2022. Que la tasa del IPC ha bajado 5,06 puntos porcentuales desde el máximo de 10,77 % alcanzado en julio no ofrece ninguna duda y que la variación de los precios de la electricidad que han pasado de crecer 60,56 % en agosto a caer 30,81 % en diciembre tampoco ofrece ninguna duda. La duda que planea y convendría despejar es si la caída del precio de la electricidad refleja lo realmente ocurrido a los precios de la electricidad, o es producto del cambio en la metodología para calcular el índice de la electricidad en el IPC, tal y como la ministra reclamaba al presidente del INE sustituido.

Gráfico 2. Tasas interanuales de variación del IPC electricidad e IPC 1018-2022

Fuente: elaboración propia a partir de los datos del IPC, INE.

El IPC de la electricidad entre junio y diciembre cayó 27,32 % y el precio medio del sistema eléctrico español demanda nacional entre junio y noviembre (último mes disponible) lo hizo 34,88 %. Aunque esta última cifra no tiene por qué reflejar lo ocurrido al consumidor último, si sugiere que las caídas en el IPC de la electricidad están en línea con las caídas en el precio medio del sistema eléctrico español. Ahora bien, lo que no está justificado es achacar esas caídas a las políticas del Gobierno y, en particular, al “mecanismo ibérico al tope al gas” como afirma la ministra Calviño.

El Cuadro 1 muestra las compensaciones que el mecanismo de ajuste implantado el 14 de junio de 2022 hizo necesarias para compensar a las centrales térmicas que utilizaban este combustible para generar electricidad. Como puede apreciarse el mecanismo de ajuste alcanzó valores muy elevados en los meses de junio, julio y agosto precisamente por causa de la reforma y elevó el precio medio de la electricidad hasta alcanzar 251,92 €/MWh en agosto. Desde entonces, el coste se ha reducido hasta hacerse casi imperceptible, pero la causa no puede achacarse a la reforma de la ministra Ribera, sino a la caída del precio del gas que ha hecho innecesaria la compensación. Con la cifra de compensación media en los meses de julio y agosto, 78,23 €/MWh, el precio final medio del sistema eléctrico en noviembre habría sido 203,26 €/MWh y el precio de la electricidad entre junio y noviembre habría aumentado 0,14 % en lugar de disminuir. Desafortunadamente el Cuadro 5.32 en el informe Evolución del mercado de electricidad de noviembre, aquí reproducido como Cuadro 1, ha desaparecido del informe del mes de diciembre.

Cuadro 1. Componentes del precio final medio del sistema eléctrico español demanda nacional noviembre 2022

Fuente: Evolución del mercado de electricidad, Informe mensual noviembre 2022. OMIE

Para terminar, la ministra Calviño afirma también que el Gobierno ha cumplido un año máslos objetivos de reducción del déficit y la deuda pública”. La afirmación resulta incluso más sorprendente que las comentadas hasta ahora. porque como el Gráfico 3 muestra con toda claridad la deuda pública ha aumentado en 300.940,51 millones desde que Sánchez fue investido presidente el 1 de junio de 2018 hasta el 30 de septiembre de 2022. A cualquier cosa se le llama hoy cumplir los objetivos de reducción de la deuda. Menos mal que gracias a este Gobierno la economía se ha recuperado antes que tras la recesión padecida en 2008, porque si no el aumento de la deuda habría batido todos los récords.

Y el aumento de la deuda significa que el Gobierno sigue incurriendo en déficits, esto es, gastando más de lo que ingresa, a pesar del fuerte aumento que han registrado los ingresos impositivos en 2021 y 2022 y a las inyecciones de recursos con cargo al fondo Nueva Generación EU.  Como puede apreciarse en el Gráfico 4, la recaudación impositiva disminuyó en 18.479 millones 2020 por las restricciones impuestas a la actividad y la movilidad a causa de la pandemia, pero aumentó en 26.779 millones en 2021 y en 32.385 millones en 2022. Teniendo en cuenta que el PIB no ha recuperado todavía el nivel prepandemia, hay que concluir que la presión fiscal por unidad de PIB real e incluso nominal ha aumentado considerablemente en los dos últimos años y elevado los costes salariales y no salariales y los precios finales.

Gráfico 3. Evolución de la deuda pública 1994-2022

Fuente: elaboración propia con cifras trimestrales de pasivos según el PDE del Banco de España.

Gráfico 4. Recaudación acumulada entere enero y octubre 2019-2022

Fuente: Agencia Tributaria (2022).  Informe mensual de recaudación tributaria.

Qué verde será mi valle

Va en el sueldo de un presidente y una ministra ver brotes verdes por doquier y un futuro esplendoroso impulsado por el hidrógeno, coches eléctricos voladores que la mayoría de los ciudadanos no pueden comprar y una política de transición ecológica que disparó los precios de los derechos de emisión de gases en 2021 y tiene bastante responsabilidad de la subida del precio de la electricidad en los meses previos a la invasión de Ucrania. Pero lo cierto es que con este gobierno ni el PIB es ya lo que era, ni las reformas son lo que parecen, ni el déficit disminuye lo que debiera porque la política de este Gobierno en este año electoral se resume en gastar cuanto pueda para ganar votos y fundirse los fondos europeos lo antes posible.

La realidad económica es bastante menos complaciente de lo que la ministra Calviño sugiere en su artículo “España inicia 2023 con un motor económico sin precedentes”. Estamos bastante peor que en 2018 cuando llegó Pedro Sánchez al Gobierno, soportando precios de la electricidad mucho más altos y pasando un frío desconocido en nuestro país desde hace décadas, sopesando cuidadosamente los precios al hacer la compra en el mercado, y con unos niveles de deuda pública que la subida de tipos de interés va a transformar en una pesada losa para los contribuyentes durante décadas. Si bien es cierto que el Gobierno no es el único culpable de todos nuestros problemas económicos, la ‘cosa’, señora ministra, no está para ir por ahí sacando pecho.

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