Biólogo, documentalista, divulgador científico y profesor universitario, Fernando López Mirones (Pontevedra, 1964) ha sido uno de los protagonistas de la pandemia de COVID-19 por su oposición frontal al relato oficial. Autor del libro Yo, negacionista (Almazara), López Mirones ha sufrido duras críticas por cuestionar la gestión de los gobiernos y, sobre todo, el proceso de vacunación masiva, que él prefiere llamar “inoculación”. Participó en el rodaje del documental The Big Reset, que se proyectó con gran éxito en salas de todo el país y considera que, si su posición ayuda a que cada vez más gente cuestione lo sucedido, ya se da por satisfecho. Centrado ahora en el análisis del mantra del cambio climático, López Mirones tiene claro que la experiencia de estos tres últimos años “te inmuniza contra los engaños”.
A las personas como usted se les ha calificado como negacionistas. ¿Existe el COVID-19?
Es una pregunta que siempre nos hacen y que tiene cierta trampa. Podríamos decir con ciertas razones que sí y podríamos decir con ciertas razones que no. El COVID es un síndrome. El virus se llama SARS-CoV-2. Son un supuesto virus y un supuesto síndrome. Un síndrome es un conjunto de síntomas y existe un virus quimera que es el SARS-CoV-2. Son nombres que han puesto los biólogos. El COVID es un síndrome inflamatorio, no respiratorio. Y no puede ser creado por ningún tipo de virus que conozcamos. Si yo te digo que los unicornios existen es cierto en parte porque ahí están los rinocerontes. Si te digo que no, también es correcto. La gente normalmente dice que ha cogido el COVID pero es en estos trucos del lenguaje donde está la percepción equivocada. El SARS-CoV-2 es un virus quimera y esto significa que ha sido fabricado a base de ganancia de función en unos laboratorios.
¿Qué es un virus quimera?
Es un virus Frankenstein. Parece humano pero es imperfecto. Sería un virus que no funciona bien. Sirve para lanzar una campaña pero, al cabo de un tiempo, el sistema inmune humano lo destroza. Está hecho a trozos y no funciona bien. Que exista el COVID no significa que lo produzca un virus. Puede haber varios orígenes. En los síndromes puede haber un virus que colabore pero hay más cosas. Nosotros creemos que puede haber otros factores.
Tenemos una sociedad en la que mucha gente está inmunodeprimida y deprimida mentalmente y esto puede provocar que nos enfermemos
Fernando L. Mirones
¿Como cuáles?
Nuestra función es hacer las preguntas y los gobiernos, los que confinan y quieren inocular, deberían ser los que explicaran todo esto, no yo. Es importante decir que llevamos tres años y que, en este tiempo, nos hemos conocido biólogos y médicos y tenemos una comunicación muy fluida. No tenemos ninguna financiación pero sí afán por descubrir y demostrarle a la gente normal lo que estamos viendo. Sobre estos factores nosotros tenemos hipótesis. Por ejemplo, el miedo es un factor que se ha creado deliberadamente. Se sabe que, cuando se tiene miedo a algo, bajan las defensas. Otros factores son tóxicos ambientales de todo tipo. Estamos estudiando si tiene algo que ver con las famosas estelas y con la contaminación electromagnética. Además, tenemos una carencia importante de vitamina D en un país como el nuestro. Hay personas a las que jamás les da el sol. Por ejemplo, mujeres que están siempre maquilladas. Tenemos una sociedad en la que mucha gente está inmunodeprimida y deprimida mentalmente. Todo esto puede provocar que nos enfermemos. Suena un poco acientífico pero es de las pocas cosas que están demostradísimas en este asunto.
¿Por qué los gobiernos no hablan de síndrome?
Me parece muy bien que hable de los gobiernos porque esto es una cosa mundial. Al principio nos preguntábamos cosas como por qué prohibían los medicamentos que parecían funcionar y promocionaban los que no. O por qué hicieron que la gente se encerrara cuando la vitamina D es fundamental para tener un buen sistema inmunitario. Nosotros creemos que todo respondía a una especie de plan. Cuando uno empieza a investigar es muy difícil no acabar siendo conspiranoico. No quieres serlo pero es que empiezas a ver cosas sin sentido. Encerraron a los ancianos, se les prohibió ir a los hospitales en las edades más vulnerables y tenían la TV y la radio encendidas en sus habitaciones y salas de las residencias. Estaban aterrorizados, sin visitas y sin sus medicamentos y cuidados por gente que también estaba aterrorizada. Todo el clima que se creó en el primer semestre de 2020 hace enfermar y hace morir.
Somos un grupo de médicos y biólogos de todo el mundo y nos jugamos el ostracismo profesional. ¿Por qué no han debatido con nosotros?
Fernando L. Mirones
Una de las cosas llamativas en los primeros momentos de la pandemia es que casi todos los gobiernos de Occidente actuaron del mismo modo y en el mismo momento.
Es otro de los indicios de que algo pasa. ¿Por qué no había debate? No hace falta ser negacionista. Yo tampoco lo era en ese momento. Yo me pongo todas las vacunas cada vez que voy a África. Pero, ¿por qué estaban todos de acuerdo? ¿Por qué no había debate? Nosotros somos un grupo de biólogos y médicos de todo el mundo y nos jugamos el ostracismo profesional. ¿Por qué no se ha hecho un debate con nosotros en TV? Sería el debate más visto.
¿En qué momento empieza usted a plantearse que algo no cuadra?
Yo me he dedicado 20 años a hacer documentales de naturaleza. En cada uno tardas tres años y el primero es para buscar los puntos flojos de cualquier relato. Además, doy clase de comunicación audiovisual y enseño a los alumnos a buscar los huecos de un relato para encontrar lo que es interesante. Durante años también he estado trabajando en asuntos del cambio climático y ahí veía que las cosas no cuadraban. Cuando pones el pie en África, por ejemplo, ves que hay muchas cosas equivocadas. Con este bagaje, cuando escuché lo de que todo venía del pangolín ya me sorprendió. Los pangolines no se comen allí, se comen en Vietnam. Además, si te lo comes, no te transmite nada. ¿Y cómo es que había un laboratorio como el de Wuhan a tan poca distancia? No hay que ser Sherlock Holmes para ver algo cojea. Y más cuando ves que nadie lo discute.
El relato se ofreció prefabricado y los medios lo repitieron sin entenderlo. Lo peor es que los médicos también lo repitieron
Fernando L. Mirones
En aquellos momentos nadie se atrevía a cuestionar la versión oficial.
Lo normal en otros relatos es que haya al menos dos posturas. Pero en este, que es un tema de biología, yo al principio estaba sorprendido porque todo el planeta hablaba de lo mío. Cuando empecé a ver cosas extrañas, llamaba a medios de comunicación para decirles que se estaban equivocando y no me hacían caso. Pero no porque no les convenciera sino porque no podían decirlo. El relato se ofreció prefabricado y los medios lo repitieron sin entenderlo. Esto no es lo peor. Lo peor es que los médicos, que no tienen por qué saber de virus, vacunas o microorganismos, también lo repitieron. Se empezó a engañar a la población. Ahora muchos han admitido que lo decían porque el mensaje salía de la OMS y del Ministerio de Sanidad. Los médicos siguen protocolos, no hacen investigación, no es su materia. Y esto la gente no lo ha entendido. Una cosa es curar y otra investigar. A un biólogo nadie lo ve. No vas a ver a tu biólogo de cabecera. Pero en estos tres años el 80% de lo que se ha hablado era materia de biólogos.
¿Actuó la OMS como un gobierno mundial?
Sí, lo hizo. Está dirigida precisamente por un biólogo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, y esto a mí me parecía que era mejor que ser médico. Pero recuerde que la OMS recibe cada años 1 millón de dólares de un señor que se llama William Gates. Es el donante privado más importante. ¿Cómo era posible que la OMS estuviera dictando a los gobierno qué hacer? Se suponía que los gobiernos tenían sus expertos de verdad.
¿De qué expertos hablamos? El Gobierno español acabó reconociendo que el comité de expertos no existía.
Yo conozco a muchos de estos supuestos expertos y todos tienen conflictos de intereses. Todos tienen investigaciones pendientes. La gente piensa que un biólogo llega y dice que va a investigar y lo hace. No es así. Tienes que hacer un proyecto, presentarlo, que sea aprobado por un comité y financiado. Es un proceso muy costoso y al que presenta un proyecto que tiene que ver con el relato oficial se le aprueba. Pero si el proyecto tiene que ver con, por ejemplo, saber si las vacunas son perjudiciales o no, no se aprueba. Con el cambio climático sucede lo mismo.
Una de cada 100 personas inoculadas tiene serios problemas, incluida la muerte súbita. Es lo que yo llamo ‘repentinitis’
Fernando L. Mirones
¿Por qué está usted en contra de la vacunación masiva contra el COVID?
No es una vacunación porque no es una vacuna. Nosotros hablamos de inoculación. Se trata de una tecnología de ARN mensajero sintético que no fue experimentada en animales. Se pasó directamente a las pruebas con humanos. Lo hemos leído en el prospecto de Pfizer. Yo fue el primero en España en conseguir este prospecto. Y ahí ponía todo lo que está pasando. Le hablo de hace dos años y medio. En este prospecto vemos que la vacuna lleva coadyuvantes que son muy peligrosos. Además, tiene autorización pero no aprobación, dos palabras que se parecen mucho pero que no significan lo mismo. Ya se ha demostrado que esto no funciona y que es peligrosísimo. Una de cada 100 personas inoculadas tiene serios problemas, incluida la muerte súbita. Es lo que yo llamo repentinitis. Y lo sorprendente es cómo lo han aceptado las familias y los amigos de los que han fallecido y no quieren saber nada.
Esta repentinitis se ha normalizado a pesar de que ya hay entidades haciendo listados de fallecidos de forma súbita en áreas como el deporte.
Se ha creado un código de silencio. La gente justifica estas muertes y te dicen, por ejemplo, “es que era viejo” cuando el fallecido tenía 70 años y te dicen lo mismo si tenía 90. Entre un caso y otro hay 20 años de vida. Otra justificación es que la víctima “tenía un cáncer de hace tiempo”. Lo que nosotros tenemos claro es que estas inoculaciones están reactivando cánceres que estaban controlados desde hacía años. Y también estamos viendo cánceres fulminantes. Cantan las cifras. Se puede decir que siempre ha habido ictus o infartos pero no tantos como ahora. Muchos de estos fallecidos, además, no mueren en el hospital. Figuran como ahogados porque estaban nadando o como accidentes porque estaban conduciendo.
Los fallecidos en accidente de tráfico han sido en 2022 un 14% más que en 2021.
Exacto. También se habla de muertes por calor. ¡Por favor! Si eso fuera así, en el Sáhara, en Brasil o en Marruecos estarían todos muertos. La muerte por calor, por cambio climático, por estrés… lo cierto es que el exceso de mortalidad es descomunal e intentan quitarle importancia llenando los periódicos de pequeñas causas para que la gente inoculada se justifique. Pero es importantísimo que la gente sepa que toda fase experimental, y esta lo es, requiere una parte de placebo. Es decir, la mitad de la gente inoculada ha recibido placebo. Y esto es interesante porque, cuando todo se destape, podrán decir que han seguido las normas de la fase experimental, en la que es obligatorio que haya un grupo de control. También hay que tener en cuenta que la inoculación es acumulativa. Cuantas más dosis te pongas, peor. Es más probable que te toque un efecto adverso que que te toque la lotería. La gente tiene que animarse y decir “basta ya” porque, como mínimo, esto no sirve para nada.
Ahora mismo, más del 80% de la gente en España es negacionista si eso quiere decir no inocularse la siguiente dosis
Fernando L. Mirones
Usted habla mucho de los “purasangre”. ¿A qué se refiere?
Es un término que me inventé para referirme a la gente que no se ha puesto ninguna dosis. No nos hemos muerto de una forma masiva. Te mueres de lo normal (risas) porque no inocularte tampoco te convierte en inmortal. Pero, insisto, la vacuna más peligrosa es la siguiente, es decir, la que hay que dejar. Hay un momento para parar. En EEUU casi la mitad de la gente rechaza la siguiente dosis por la cuestión de los efectos adversos. Yo creo que es muchísima más. Y, en el caso de España, le puedo decir que entre la comunidad sanitaria, según mis topos, que son muchísimos, han dejado de vacunarse un 80%. No olvide que inocularse no es obligatorio. No te pueden echar del trabajo por no inocularte. Y, si lo hacen, hay gente como Liberum que está ganando todos los juicios. Por otro lado, hay que tener muy claro que, ahora mismo, más del 80% de la gente en España es negacionista si eso quiere decir no inocularse la siguiente dosis.
Usted conoce muy bien África. En los peores momentos de la pandemia, se decía que allí el COVID no estaba afectando tanto porque la gente, de media, es bastante más joven que en Europa. ¿Qué ha pasado allí?
Lo primero que ha pasado en África es que allí hay pocas televisiones (risas). No están todo el día enganchados. Además, conocen bien los manejos de la OMS. No olvide que el director de la OMS es etíope. Y a esto se suman los experimentos que hizo con vacunas Williams Gates allí. Es decir, hay una independencia personal mucho mayor que la que tiene el europeo medio, que es más de rebaño. Es un lugar en el que la gente está acostumbrada a cuidarse a sí misma y que no se fía de según qué cosas. Tienen más capacidad de decisión personal. El factor juventud puede ser una explicación, pero no es la única. Si todo lo que nos decían fuera verdad, en tendría que haberse producido una masacre y no ha sido así.
La mansedumbre con la que los españoles aceptamos órdenes como los confinamientos, ¿es una actitud que define a la sociedad de nuestro país?
No. Piense que, aunque con pequeñas diferencias, sucedió lo mismo en otros países. Hubo países donde la cosa fue mucho peor, con Australia o Canadá.
En Canadá ha sido muy bestia.
Sí, pero es que, si se fija, Canadá, Francia, España, son países con líderes que son casi clones. Justin Trudeau, Emmanuel Macron y Pedro Sánchez parecen salidos de la misma escuela. Son los nuevos líderes globalistas elegidos para implementar un plan que ahora continúa con la falacia climática.
Cuando ves que aprueban que comamos grillos y que la mayor granja de grillos es de William Gates, te preguntas qué está pasando
Fernando L. Mirones
Usted ha participado en el documental The Big Reset. ¿Qué tesis defiende este trabajo de director anónimo?
Yo soy uno de los tantos entrevistados. Para mí fue un honor porque participé con otros como Luc Montagnier, que fue su última entrevista antes de fallecer. No soy ni el director ni el guionista, que son la misma persona y permanece en el anonimato. Decidí apoyar esta película porque creo que su metraje es positivo para la gente que no sabía nada. Se hicieron proyecciones en varias ciudades y la de Barcelona fue apoteósica. La tesis es que hay un gran plan mundial para un reseteo de absolutamente todo y tener una sola moneda, un solo banco, una sola religión y un solo gobierno. Los gobiernos no tendrán que tomar decisiones impopulares, serán entidades como la OMS o el Banco Mundial. Ese gobierno único llegará en 2030. Esta gente no oculta nada. Y este gobierno no será elegido por nadie. Serán unos plutócratas y todo estará financiado por fondos como Black Rock y Vanguard. Es difícil no ser conspiranoico cuando en las webs de muchas de estas cosas siempre te encuentras a las mismas 13 familias. Unos son más conocidos y otros menos pero están todos ahí. Todo lo que hace esta gente se presenta con un fin benéfico pero, cuando ves que aprueban que comamos grillos y que la mayor granja de grillos es de Gates, pues te preguntas qué está pasando. Ahora vemos que empiezan a hablar de confinamientos climáticos. Con la guerra de Ucrania hemos descubierto que todo se fabricaba allí. Yo hago un llamamiento al ciudadano perplejo para que investigue, que busque un poco por su cuenta. Y hablo en plural porque somos muchos los que no creemos y queremos que la gente tenga una duda razonable.
En lo peor de la pandemia se tomaron medidas aberrantes pero también ridículas.
Sí, y, después de los médicos, el colectivo de periodistas es el que más ha tenido que ver con esto. Es el que ha sido más presionado. Hay muchos médicos y enfermeras que están resistiendo y son auténticos héroes. Pero también los periodistas. Yo admiro a los que empiezan a cuestionar. En mi medio audiovisual sucede lo mismo. A mí ahora mismo no se me pasa por la cabeza hacer un documental.
¿Por qué le cerraron la cuenta de Twitter?
Es impresionante que me la cerraran porque yo soy profesor universitario y publicaba de todo. Pero también me echaron de LinkedIn, de TikTok e Instagram. En Facebook me la cierran cada dos por tres pero por 30 días.
En el caso de Twitter, es una decisión de Elon Musk recuperar las cuentas de científicos que cuestionan a otros científicos.
¡Pero es que esos cuestionamientos son ciencia! Por eso los estudios se cuestionan por pares. Tus amigos estudian tu estudio e intentan tirarlo. Si ven que no encuentran ningún hueco en el estudio, entonces sí se publica. Si esto se hubiera hecho con este proceso… Imagine si se hubieran hecho debates con siete negacionistas y otros siete colaboracionistas. Con mi libro Yo, negacionista me he dado cuenta de que soy inteligente, crítico, que no sigo al rebaño… o sea, negacionista empieza a ser una virtud y no un insulto.
¿Quién me iba a decir a mí que a los 56 años me iba a convertir en hippy y revolucionario?
Fernando L. Mirones
Entre los restos de las Torres Gemelas dijeron que habían encontrado, casi intacto, el pasaportarte de Mohamed Atta y casi nadie lo cuestionó. ¿De dónde venimos y a dónde vamos?
Es la misma estructura mental. Cuando uno cree absolutamente en el sistema, es lo que hay. Yo tengo 58 años. ¿Quién me iba a decir a mí que a los 56 me iba a convertir en hippy y revolucionario? Hemos sido los baby boomers de la generación X los que nos hemos rebelado. Los jóvenes han estado masivamente callados y yo espero que esto se revierta. Esto es como la infidelidad. Si nunca te han puesto los cuernos, eres muy confiado. Pero, si te los han puesto un par de veces, ya lo ves venir. Esto es lo mismo. Te inmunizas contra los engaños. Empiezas a ver un patrón y uno de ellos es que todos estaban de acuerdo.
Lo estamos viendo ahora con las ciudades de los 15 minutos. Nadie lo ha experimentado antes pero todos los gobernantes dan la misma idea a la vez. ¿Cómo es posible?
Quieren crear son los guetos de toda la vida.
Pero está unido a los confinamientos climáticos.
Exacto. No podrás salir de tu área en virtud de unas condiciones. Por ejemplo, no podrás salir si no tienes todas tus dosis. Tampoco podrás salir a comprar carne porque en tu área solo habrá grillo y saltamontes.
Sin olvidar la huella de carbono.
¡Exacto! (Risas) Una vez más, los ricos que puedan pagar huella de carbono podrán ir a donde quieran. Ahora ya nos hablan, además, del ecocidio como un delito grave. Pero, ¿dónde pones la línea? Puede ser alguien que viole su huella de carbono reiteradas veces. Si vas a buscar un chuletón a Navacerrada has cometido un ecocidio y puedes ir a la cárcel. Esto nos lleva a los coches eléctricos, que son controlables a distancia. Si sales de tu área de 15 minutos, el coche se parará para que no puedas hacerlo. El coche eléctrico es una cápsula globalista. Está implementado que te detecte el aliento, que sepa de dónde vienes, que sepa a dónde vas…
Dado que no puedo acceder a la mente o intenciones de este señor, solo puedo especular sobre las posibles razones detrás de sus afirmaciones. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la divulgación de información falsa o engañosa puede tener diversas motivaciones. Algunas posibles explicaciones podrían ser:
Creencias personales: Es posible que este señor tenga creencias personales arraigadas que distorsionen su interpretación de la evidencia científica y le lleven a difundir información falsa o engañosa.
Intereses personales o financieros: En algunos casos, las personas pueden tener intereses personales o financieros al difundir información falsa. Esto podría incluir promover teorías de conspiración para atraer atención o aumentar su influencia, o beneficiarse de productos o tratamientos alternativos no respaldados por la ciencia.
Ideología o agenda política: Algunas personas pueden tener una ideología o agenda política particular que las lleve a cuestionar o negar ciertos aspectos de la ciencia establecida. Esto puede llevarlas a difundir información falsa o engañosa para respaldar sus puntos de vista o avanzar en su agenda.
Deseo de generar controversia o llamar la atención: Algunas personas pueden buscar generar controversia o llamar la atención al difundir información falsa o conspiraciones. Esto puede aumentar su visibilidad pública o promover debates en torno a los temas que plantean.
Es importante tener en cuenta que la difusión de información falsa o engañosa puede tener consecuencias negativas para la salud y el bienestar de las personas, así como socavar la confianza en la ciencia y las autoridades sanitarias. Siempre es recomendable buscar fuentes confiables y basadas en evidencia al evaluar información relacionada con la salud y la ciencia.