La decisión del Gobierno de Barcelona, presidido por Ada Colau, de instalar en la Plaza Sant Jaume un pesebre digital, en forma de videomapping, ha sido duramente criticada por la formación Valents, que, en un comunicado, ha recordado que el Consistorio se ha gastado entre 2015 y 2022 casi un millón de euros en «anti-pesebres» de Navidad. Montajes de «estilo laico» que, ha añadido el partido liderado por Eva Parera, «no tienen nada que ver con la tradición».
Para estas Navidades de 2022, el Ayuntamiento ha invertido 100.000 euros en un pesebre interactivo que solo podrá verse proyectado en la fachada del edificio consistorial. Según ha informado el Ayuntamiento, el pesebre virtual ha sido desarrollado por la empresa Onionlab y «está formado por ventanas que se abren para mostrar los diferentes universos que hay en su interior». Cada escena representa «una tradición navideña típica de la ciudad de Barcelona» y los ciudadanos podrán participar en su diseño «interactuando en directo a través de una aplicación». El mapping estará en funcionamiento hasta el 5 de enero entre las 22.00 y las 23.00 horas y quienes deseen interactuar con él tendrán que bajarse la aplicación y utilizar un código QR.
Performances ridículas, según Parera
La presidenta de Valents y candidata a la Alcaldía de Barcelona, Eva Parera, ha criticado duramente la gestión de Colau en lo que a las tradiciones navideñas se refiere. Parera ha asegurado que es «una vergüenza y una tomadura de pelo que la alcaldesa se haya gastado casi un millón de euros para hacer performances ridículas llamadas pesebres, que nada tienen que ver con tradición navideña». «Este año», ha añadido, «el Gobierno de Colau ha querido evitar cualquier montaje dejando la Plaza Sant Jaume vacía de contenido, con un pesebre virtual o video mapping que cuesta 100.000 euros y que no se puede visitar de día. Está muy bien hacer un mapping en la fachada del Consistorio, pero es un despropósito llamar pesebre a un vídeo proyectado».
Parera ha recordado que en 2018 el pesebre fue «tan ridículo» que transformo las figuras del Belén en sillas, en las que el niño Jesús era una butaca con babero gigante«, mientras que en 2021 Colau «se gastó 189.904 euros en un pesebre reciclado de 2017, que no tenía ningún sentido distribuirlo por toda la ciudad».
Valents ha acompañado su denuncia de una relación del coste de cada pesebre instalado en Barcelona desde 2015. Cada año, salvo en 2020, Colau ha invertido más de 100.000 euros en instalaciones que han destacado por la polémica y no por sus valores navideños. Algo que ha indignado sobre manera a los ciudadanos, acostumbrados a pasear por Sant Jaume en estas fechas para poder ver el tradicional pesebre del Ayuntamiento.