Pedro Sánchez lo ha vuelto hacer. Una a una, va pagando todas las piezas que le han hecho posible construir su castillo de naipes. Por un lado, la lamentable reforma de la Ley Orgánica 6/1985 del Poder Judicial para poder tener el control del Tribunal Constitucional, cambiando la mayoría de tres quintos necesaria en el CGPJ para elegir a los dos magistrados del TC que le corresponden, bastando ahora con una simple, además de la reforma de la Ley Orgánica 2/1979 del TC y por otro lado, pagando su hipoteca a ERC mediante la reforma de uno de los delitos de corrupción, concretamente el de malversación para beneficiar a Oriol Junqueras, presidente de ERC y partícipe directo del golpe de estado institucional que se cometió en el parlament hace 5 años, y para blindar a otros ex miembros del Govern que participaron en aquellos hechos.
Estos dos golpes se suman a los muchos que ha dado Sánchez durante estos años para pagar sus hipotecas, al que parece importarle muy poco lo que diga la opinión pública de él o lo que es peor, las consecuencias inmediatas de sus actos, que pasan por un claro debilitamiento institucional; Desde acusaciones y ataques al poder judicial, a la Constitución, a la Monarquía y en definitiva, al Estado de Derecho.
Parece ser que Pedro Sánchez no sólo no ha aprendido sobre lo que ha pasado en Cataluña, y es que a los independentistas y a los que quieren romper España no se les puede hacer ninguna cesión, sino que además se humilla ante ellos sirviéndoles en bandeja sus caprichos a costa de todos los españoles que vemos con indignación el manoseo constante de las instituciones públicas.
Como dijo el pasado martes el Presidente del Gobierno, la Constitución se debe de cumplir desde el primer hasta el último artículo. Ya podría aplicárselo.