La imagen del que fuera expresident de la Generalitat y una de las figuras totémicas del nacionalismo catalán conservador, Jordi Pujol, quedó seriamente dañada cuando éste confesó haber ocultado una fortuna a Hacienda durante tres décadas. A ello se le sumaron los numerosos escándalos protagonizados por el clan Pujol en su conjunto, al que el juez llegó a calificar como «organización mafiosa». Sin embargo, el nacionalismo está tratando de restaurar su figura. Sin ir más lejos, TV3 emitió un documental en abril del año pasado en el que atribuía la corrupción a las cloacas del Estado y dibujaba el retrato de un hombre al que no le interesaba el dinero.
Por lo que respecta al propio Pujol, ha asegurado que no le preocupa lo que se dirá de él una vez muera pero sí que lo hace que «su legado se preserve y se sepa aprovechar». Recordemos que el expresident fue autor del Programa 2000, un plan de ingenería social para que la ideología nacionalista permease todos los estratos de la sociedad catalana. Estas reflexiones las efectuó el pasado 12 de noviembre en Manresa (Barcelona), en un acto de homenaje al neuropsiquiatra Carles Llussà, que falleció en abril y estuvo vinculado a Pujol durante la fundación de Convergència Democràtica de Catalunya.