Los populismos se llenan la boca de la palabra democracia, pero desprecian su esencia: el Estado de derecho. Sin Estado de derecho, sin división de poderes, la democracia no es más que una forma de totalitarismo del gobierno de cada momento.
En España proliferan los que desprecian el Estado de derecho. Lo vivimos en Catalunya en septiembre y octubre de 2017, o cuando se utiliza el eufemismo de desjudicialización de la vida política, cuando lo que se pide es impunidad. Lo vivimos ahora con la presión sobre la magistratura por la aplicación de una norma deficiente técnicamente, producto de las urgencias políticas.
El hombre blanco heterosexual es culpable colectivo de todos los males del mundo
Llueve sobre mojado. Se empezó debilitando la presunción de inocencia, principio básico del derecho penal de un estado democrático. El hombre blanco heterosexual es culpable colectivo de todos los males del mundo y, si no prueba lo contrario, también lo es individualmente en cualquier disputa o incidente con personas de otro sexo, orientación sexual o color de piel. Debe ser reeducado. Es lo políticamente correcto, importado de los teóricos post marxistas y de las universidades americanas bajo el impulso de las grandes corporaciones globalistas. Aunque fuera culpable en todos los casos concretos que se plantean, nada justifica su criminalización colectiva o la negación del principio de presunción de inocencia en cada caso concreto. Como no es justificable criminalizar a la inmigrantes en su conjunto, u otros colectivos, por la actuación de algunos de sus integrantes.
Como la operación ha tenido éxito, ahora, los mismos que defienden esas tesis, tratan de evitar la aplicación del principio de retroactividad en la aplicación de la ley del ‘sólo sí es sí ‘ ignorando lo que es el Estado de derecho. Su error al redactar la ley no puede corregirse cargándose un principio básico del derecho penal: la retroactividad de las leyes más favorables al reo. Son los mismos que aplauden este principio con otros beneficiados como en el caso de sedición. El derecho se compadece mal con la doble vara de medir. Rectifiquen la norma pero no degraden el Estado de derecho.
Sin Estado de derecho, la libertad individual, esencia de la democracia, está al albur de los gobernantes de turno
El argumento de los iliberales es siempre el mismo: defendemos causas justas, tenemos la razón, los legalismos impiden hacer lo correcto. Es la coartada de todos los inquisidores que en el mundo han sido. Cargarse el Estado de derecho en nombre de Dios, la clase obrera, el anticomunismo, los derechos de determinados colectivos, la nación o lo que subjetivamente cada gobernante considere lo más importante, no es un avance social. No es progresar. No es democracia. Sin Estado de derecho, la libertad individual, esencia de la democracia, está al albur de los gobernantes de turno.
Proliferan los casos de vulneración del Estado de derecho en la España actual. Por ejemplo crear un impuesto con carácter retroactivo, abusar del decreto-ley, o legislar ‘ad personam’. Tenemos cada vez más ejemplos de estas perversiones democráticas. Con ello se debilita la democracia y se ponen las bases a salidas autoritarias que pueden acabar siendo aceptadas pasivamente por unos ciudadanos que cada día desconfían más de los políticos. Según el CEO, el 79% de los catalanes considera que los políticos sólo buscan el beneficio propio. No hay razones ni justificaciones que valgan para que el gobierno de turno se salte los fundamentos del Estado de derecho coincidamos o no con el fondo de sus decisiones.