Las encuestas del Centre d’Estudis d’Opinió —el CIS catalán— de 2017 arrojaban que la mayoría de los catalanes hubieran votado no en un referéndum de secesión. Asimismo, fue el año en el que el partido antinacionalista Ciudadanos obtuvo una inequívoca victoria en las elecciones autonómicas, si bien luego no logró formar Gobierno. Pese a ello, el Ejecutivo de Sánchez, centrado en el discurso que defiende que la situación política actual en la región es preferible a la de entonces, ha empezado a difundir un relato diferente sobre aquellos días. Así, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, aseguró ayer en el Senado que «en el año 2017, eran mayoría los catalanes que querían abandonar España».
La aseveración tenía como objeto justificar la eliminación del delito de sedición, que fue fuertemente contestado ayer por la oposición en la Cámara Alta. «Lo que pretenden es una revisión por las bravas de las condenas a los golpistas de Cataluña, dejando a la altura del betún al Tribunal Supremo y la Fiscalía. Es hora de evitar esta cacicada», alertó el coordinador del PP, Elías Bendodo. Bolaños, entonces, aseveró que ahora en Cataluña la situación es mejor que la 2017, pues ahora la «mayoría de catalanes quieren seguir unidos a España». Además, afirmó que la reforma del delito es, en realidad, una respuesta al «problema catalán que el PP dejó».