La baja laboral por menstruación dolorosa es un arma de doble filo. Doble filo porque por un lado garantiza el derecho de cualquier mujer a preservar su derecho a la salud y, por otro, supone un retroceso en el objetivo de equiparación laboral efectiva entre hombres y mujeres.
El proyecto de ley aprobado a finales del mes de agosto por el Gobierno incluye novedades tales como el derecho de las mujeres de 16 a 18 años de abortar sin previo consentimiento de sus tutores legales o el derecho de cualquier mujer de solicitar la baja por incapacidad temporal en casos de reglas dolorosas.
La ministra de Igualdad, Irene Montero, aseguraba a finales de verano que “el 70% de las mujeres cree que los dolores asociados al ciclo menstrual siguen siendo estigmatizados en el entorno laboral” y que había llegado el momento de que “la regla deje de ser un tabú y de que normalicemos hablar sobre salud menstrual”.
Ahora bien, pasada la euforia despertada en aquel momento debemos pasar al análisis del nuevo proyecto de ley. Y es que ni es tan bonito como parece ni tan sencillo como se dibuja.
Igualdad entre hombres y mujeres en el entorno laboral
La igualdad entre hombres y mujeres en el entorno laboral ha traído consigo grandes avances en los últimos tiempos. La paridad de géneros en puestos directivos se ha ido equiparando cada vez más en el mundo laboral.
No obstante, no es ninguna sorpresa que todavía queda mucho trabajo por hacer y muchas batallas que lidiar. Y una de ellas es precisamente el nuevo proyecto de ley que el Gobierno trasladó a las Cortes Generales a finales de agosto de este año.
Recordaran que con la entrada del año 2021 también entró en vigor la nueva normativa de equiparación entre los permisos de maternidad y paternidad en España. El objetivo de aquélla no era otro que la eliminación de las incómodas y recurrentes preguntas que las mujeres debían soportar en sus entrevistas de trabajo acerca de su voluntad de quedarse embarazadas.
Las mujeres no afrontaban las entrevistas de trabajo en igualdad de condiciones que los hombres. A ellas se las valoraba también por sus intenciones de futuro personal que en muchas ocasiones nublaban sus brillantes currículums.
De ahí que en aquel momento aplaudiera la equiparación de los permisos de maternidad y paternidad, pues aunque en puridad no tuvieran ninguna lógica, ésta era subyacente y tenía por objeto permitir a la mujer acceder al mercado laboral en igualdad de condiciones que los hombres.
Todo un hito hacia la igualdad efectiva. El empleador ya no iba a tener en consideración la voluntad de la mujer de quedarse embarazada como un elemento decisorio a la hora de contratar a un hombre o a una mujer. Con independencia del sexo, ambos tenían los mismos permisos legales en caso de embarazo y eso ayudaba a la equiparación de oportunidades.
Una de cal y otra de arena: el nuevo proyecto de ley
No obstante, cuando todo parecía ir sobre ruedas apareció el nuevo proyecto de ley de reforma de la ley del aborto. Y entre sus disposiciones, sus propulsores se galardonaban con permitir a las mujeres solicitar la baja por incapacidad temporal en caso de reglas dolorosas.
Lo único que consigue es crear en el empleador una presunción de que contratar a una mujer puede ser más perjudicial para el buen fin de la empresa
Un evidente retroceso hacia la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. En primer lugar porque no supone ninguna novedad. Hace años que las mujeres con reglas dolorosas pueden solicitar la baja por incapacidad temporal.
En segundo lugar porque no siendo ninguna novedad lo único que consigue es crear en el empleador una presunción de que contratar a una mujer puede ser más perjudicial para el buen fin de la empresa. Y es que cada vez que solicite la baja por incapacidad temporal, ésta deberá cubrir el puesto vacante con algún trabajador sustituto y los sobrecostes que ello genera.
Pero en realidad nada ha cambiado. Todas las mujeres con menstruaciones dolorosas hace años que gozan de bajas laborales por incapacidad temporal. El único objetivo del nuevo proyecto de ley es la reafirmación del ejecutivo como un gobierno feminista. Un gobierno feminista que con esta nueva norma hace un flaco favor a la equiparación laboral entre hombres y mujeres. ¡Que no nos engañen con palabras bonitas!