Pese a que los indultos del Ejecutivo de Pedro Sánchez a los autores del golpe constitucional de 2017 han abierto una etapa de cierta distensión política en Cataluña, las entidades o partidos constitucionalistas que se atreven a manifestar su discrepancia del relato nacionalista siguen siendo víctimas del acoso secesionista. Un ejemplo son los frecuentes asedios que sufre la asociación juvenil S’Ha Acabat en la Universidad, a la que los estudiantes nacionalistas no permiten celebrar actos con normalidad, rodeando e increpando a sus miembros —y sin que el rectorado condene este acoso—.
Y otro evidencia son los periódicos ataques que sufren las sedes de los partidos no nacionalistas. Ha sido el caso hoy de la oficina de Ciudadanos en Barcelona, en la que ha aparecido pintada una esvástica de gran tamaño. «En una Cataluña polarizada por la demagogia populista, los antisistema y los separatistas, cobardes desconocidos señalan con la esvástica la sede liberal», ha denunciado el líder de al formación en Cataluña, Carlos Carrizosa. «Los totalitarios querrían silenciarnos, claro. Pues no nos van a callar y aquí vamos a seguir», ha añadido.
El señalamiento ha tenido lugar en la nueva sede del partido, en Sant Antoni, tras el cierre de la anterior en la calle Balmes —menos céntrica y moderna, según la formación—. Por otra parte, no es la primera vez una sede de Ciudadanos en Cataluña sufre ataques de corte ideológico. Hace un par de años, la puerta principal de su sede en Gerona amaneció con la pintada «Putos nazis».