El día después de la decisión de Junts de romper el Govern del republicano Pere Aragonés ha sido de todo menos tranquilo. El presidente ya anunció el viernes que la salida de la posconvergencia del Ejecutivo no significará la convocatoria de elecciones. Es más, su intención en estos momentos es recomponer el equipo con «expertos» que le permitan afrontar la triple crisis que se cierne sobre los ciudadanos: la inflación, el cambio climático y las consecuencias de la cada vez más preocupante guerra en Ucrania.
ERC ya ha descartado, al menos públicamente, un pacto con el PSC. Un gesto que, de ser cierto, sería comprensible. El socialista Salvador Illa fue el ganador de las elecciones de febrero de 2021 y no parece que Pere Aragonés esté dispuesto a cederle la presidencia del Govern para salvar la legislatura. Formalmente, la excusa del secretario general de ERC, Oriol Junqueras, ha sido que el socialismo «no está comprometido con el fin de la represión». Y ello a pesar de que este es uno de los asuntos a tratar en la mesa de diálogo entre el Gobierno central y el Ejecutivo autonómico.
Los ‘comunes’, a la espera
Mientras tanto, desde En Comú-Podem intentan aprovechar la coyuntura para forzar un acuerdo con Aragonés. La número 1 de la formación, Jéssica Albiach, ha recordado este sábado que el acuerdo ya fue negociado en febrero del año pasado y que fue Aragonés quien prefirió «mirar hacia otro lado» y pactar con Junts y la CUP. «Tenemos la oportunidad de abrir una nueva etapa y de hacerlo con una mayoría progresista», ha indicado Albiach. Con este objetivo ha pedido públicamente a Aragonés que «inicie una ronda de reuniones» para «articular esta mayoría progresista».
Por parte de Junts, finalmente, la mayoría de los consellers con responsabilidades de gobierno ya han presentado su dimisión. No lo ha hecho, sin embargo, la titular de Acción Exterior, Victoria Alsina, quien, al parecer, habría puesto su cargo a disposición de Aragonés con la pretensión de que sea este quien la cese, según recogen diversos medios.