El Gobierno ha asumido por entero las tesis del nacionalismo lingüístico defendido por sus socios de Gobierno. Esto es, que no hay ningún conflicto con la lengua en Cataluña —si acaso, la existencia de una lengua regional que debe protegerse por ser minoritaria— y que la «derecha» española politiza este asunto creando un problema donde no lo hay. Así lo defendió ayer la ministra de Educación en una entrevista en la que acusó a los populares de usar la lengua en Cataluña como «arma arrojadiza».
«Me parece absolutamente bochornoso que el PP siempre haya utilizado este elemento de riqueza, que no deja de ser una herramienta que nos permite comunicarnos para hacer una mala utilización política», aseveró. En este sentido, juzgó «curioso» que para el PP haya problemas en todas las comunidades bilingües menos en Galicia, donde gobiernan los conservadores. Cabe destacar que allí Feijóo aplica lo que denomina «bilingüismo cordial»: 50% en gallego y 50% en castellano.
Ignora los derechos lingüísticos
En cuanto a la polémica por el desacato nacionalista al 25% de castellano escolar dictado por la Justicia, Alegría se ciñó a señalar que su Gobierno siempre ha defendido que se debe ser «respetuoso» con el fallo, pero que deben ser los tribunales lo que velen por aplicarlo. En cualquier caso, valoró «como ministra pero también como madre» que lo «verdaderamente importante» es que los alumnos que vivan en comunidades con dos lenguas se desenvuelvan bien en ambas al terminar su educación, eludiendo así el quebranto a los derechos lingüísticos de los alumnos —reconocidos por la UNESCO— que se produce en dichas comunidades.