Uno de las razones esgrimidas por el Gobierno central para evitar fiscalizar la ejecución de la sentencia del TSJC que establece un 25% de castellano en las escuelas catalanas —fallo ahora paralizado por una ley impulsada ex profeso por los partidos nacionalistas y el PSC que prohíbe los porcentajes— es que no se contaban con suficientes inspectores de Educación para acometer tal labor. Sin embargo, más allá del número, otro aspecto relevante en el asunto es el sesgo nacionalista de alguno de los inspectores, lo cual podría representar otro escollo adicional.
Y es que, por ejemplo, la inspectora de Educación y maestra Margarida Muset ha dado muestras recientemente de una indudable hispanofobia en un acto de la ultra Plataforma per la Llengua. Así, en la mesa redonda del pasado día 8 celebrada bajo el titulo ¿Qué pueden hacer los centros para hacer frente a la sentencia del 25%?, Muset llegó a manifestar que «si tenemos que ver el mundo como los castellanos pero hablando en catalán no hace falta ni que hablemos la lengua».
Asimismo, en otro momento del coloquio, confesó que durante una de sus inspecciones en un centro rompió el protocolo para amonestar a los niños que intervinieron en castellano en una clase de catalán. Por último, animó a los docentes a desobedecer la sentencia del 25% en caso que tuviesen que aplicarla.