Barcelona está focalizada en el decrecimiento y en la cultura del no a todo. Esta literalmente atascada. La vida tiene cada día más dificultades para fluir. Moverse por Barcelona es participar cada día en una yincana, superando, por doquier, obstáculos de todo tipo. Cada día menos carriles para automóviles y más para bicicletas y patinetes que circulan sin el más mínimo control ni respeto al peatón. Salpicada por doquier con bloques de hormigón, calles y fachadas pintarrajeadas, y en algunos balcones todavía quedan banderas descoloridas y sucias, que sus propietarios no han tenido ni ánimo de remover, que la afean. Sus gobernantes aplican soluciones tecnológicamente obsoletas y tremendamente caras como el tranvía por la Diagonal. El bus eléctrico es mucho más económico y eficiente.
Barcelona está focalizada en el decrecimiento y en la cultura del no a todo. Esta literalmente atascada. La vida tiene cada día más dificultades para fluir.
Una Barcelona que tampoco fluye económicamente. Que renuncia a la ampliación del aeropuerto con la excusa ecológica, proteger cuatro sapos y culebras y unos cuantos juncos de una charca. Porque pajaritos allí no creo que haya muchos ya que los halcones del aeropuerto los ahuyentan o se los comen. Los aviones y los pájaros son incompatibles. Más vale que no se acerquen a las pistas no fuera a ser que un avión nos aterrice enfrente de la playa de Castelldefels, como aquel que aterrizo un día en el rio Hudson. Una Barcelona que no recupera el turismo y el comercio de 2019, solo hay que ver la ocupación hotelera y la actividad aeroportuaria, por debajo de lo esperado, y los locales que todavía están vacíos en los principales ejes comerciales de la ciudad, como Paseo de Gracia, Rambla de Catalunya o Portal del Ángel.
Una Barcelona que tarda dos años en conceder licencias de obras. Una Barcelona que pone ocho multas en medio año e inspecciona permanentemente y le hace la vida imposible a uno de los restaurantes más populares de la Barceloneta que lleva el nombre de una universitaria provincia castellana, al frente del cual sigue D. Silvestre con 85 años, que el pasado viernes seguía sirviendo los platos de calamares y atendiendo personalmente a los clientes. Y lo más importante de todo, dando trabajo a quinientas personas, minutos después de que se personase el inspector, más bien tendría que decir «comisario político» del ayuntamiento a hacer de nuevo comprobaciones absurdas.
Una administración municipal que destroza y autodestruye nuestra economía, mientras permite la suciedad y el incivismo, destrozando la marca Barcelona 30 años después de los Juegos Olímpicos que abrieron la ciudad al mundo y la posicionaron como una referencia.
El tripartito gobernante de facto, Comuns, PSC y Esquerra, que es el mismo que está en el gobierno en España e indirectamente en la Generalitat, opera sin oposición alguna. Y de seguir así todo indica que volverá a hacerlo a partir de mayo de 2023, ante un centro derecha atomizado en al menos nueve potenciales candidaturas. A saber: Vox, PP, Valents, Ciudadanos, Centrem, Rosell, Vosseler, JuntsxCat y otra más que como no es pública no mencionaré, pero que por allí anda intentando organizarse.
El tripartito gobernante de facto, Comuns, PSC y Esquerra, que es el mismo que está en el gobierno en España e indirectamente en la Generalitat, opera sin oposición alguna.
Parece increíble que no seamos capaces de armar una candidatura única de ámbito tecnocrático con un GPS que nos permita construir una Barcelona Guapa, Próspera y Segura.
Guapa en vez de fea, sucia y pintarrajeada. La belleza es sin duda el resplandor de la verdad. La fealdad, la suciedad y el desorden son signo inequívoco de decadencia y decrepitud. Urge recuperar el ‘Barcelona posa’t guapa’ con calles limpias y sin grafitis. Una ciudad atractiva y radiante. Vibrante. Una ciudad desatascada. Los atascos contaminan.
Urge recuperar el ‘Barcelona posa’t guapa’ con calles limpias y sin grafitis. Una ciudad atractiva y radiante. Vibrante. Una ciudad desatascada.
Próspera en vez de pobre y parada. Una ciudad en que sus ciudadanos se ganen la vida cada día mejor. Que atraiga inversiones y empresas en vez de despreciarlas y echarlas. Una ciudad que apoye sus mejores y más ejemplares ciudadanos como D Silvestre. Una ciudad en la cual generar riqueza no sea pecado. Si no se genera riqueza no hay nada que repartir. Una ciudad que no viva de mal venderse el patrimonio, en la que las familias puedan de transmitir de generación en generación sus propiedades en vez de verse obligadas a entregarlas a fondos extranjeros más o menos especulativos porque no pueden pagar, no hay líquido suficiente, los abusivos y confiscatorios impuestos de herencias y donaciones de la Generalitat y de plusvalía municipal del Ayuntamiento. La alcaldesa, en su incapacidad o en su hipocresía, clama contra esos mismos fondos a los que su política irracional entrega los inmuebles de la ciudad.
La alcaldesa, en su incapacidad o en su hipocresía, clama contra esos mismos fondos a los que su política irracional entrega los inmuebles de la ciudad.
Segura en vez de incívica y peligrosa. Barcelona precisa seguridad física y jurídica. Una ciudad en la que se persiga y castigue, al ladrón, al delincuente. No a una Barcelona en la que tenga más derechos el okupa que el propietario.
¿Cómo es posible que, en nueve candidaturas con sus diferencias, pero «más o menos sensatas», primen intereses de partido o personales por encima del bien común? Todas ellas deberían estar de acuerdo en una Barcelona con GPS y deberían confluir en una candidatura única de ciudad, focalizada en relanzar la ciudad y sin dejarse contaminar por otros asuntos sobre los que el ayuntamiento no tiene competencias.
Barcelona precisa una candidatura sensata, de derechas, capaz de aglutinar y atraer a los ciudadanos sensatos, mucho de ellos desencantados que se quedan en casa (33,83% de abstención en las últimas municipales). Barcelona tiene que reaccionar, construir sin parar en un círculo virtuoso una comunidad próspera dotada de buenas infraestructuras, talento, innovación, equidad, sostenibilidad bajo el paraguas de un nuevo e inteligente liderazgo.