Dos impuestos excepcionales
En el debate sobre el estado de la nación de esta semana el Presidente del Gobierno ha anunciado, entre otras cosas, la creación de dos impuestos excepcionales:
1.El primero, ya previsto hace semanas, recaerá sobre los beneficios extraordinarios obtenidos por las empresas energéticas;
2.El segundo, que es una sorpresa total, recaerá sobre los Bancos. Aquí no se habla de beneficios extraordinarios.
Serán dos impuestos nuevos, distintos del Impuesto sobre Sociedades. Se aprobarían en sendas leyes, tramitadas a iniciativa de los grupos parlamentarios del PSOE y UP, en paralelo a la Ley de Presupuestos. Para ir al BOE antes del 31 de diciembre de 2022 y aplicarse a los beneficios del propio año 2022 y a los del 2023. Veámoslo con más detalle.
El impuesto sobre los beneficios extraordinarios de las energéticas
El Presidente piensa que, por la subida disparatada del precio de la luz, del gas y de los carburantes, las empresas energéticas (eléctricas, gasistas y petroleras) están obteniendo beneficios extraordinarios. Se están forrando, dice. Kilowatios de producción barata (nuclear, hidroeléctrica, eólica) son facturados al precio de la energía más cara (la generada con gas). Lo llaman beneficios caídos del cielo. En su opinión, eso justifica el establecimiento de un impuesto especial sobre tales beneficios extraordinarios.
El Presidente piensa que, por la subida disparatada del precio de la luz, del gas y de los carburantes, las empresas energéticas (…) están obteniendo beneficios extraordinarios. Se están forrando, dice.
Será un impuesto temporal sobre los beneficios extraordinarios obtenidos en España por las empresas energéticas que facturen más de 1.000 millones al año. Durará 2 años. El impuesto recaerá sobre los beneficios extraordinarios obtenidos en 2022 y 2023 (a declarar e ingresar respectivamente en 2023 y 2024). La recaudación prevista es 2.000 millones en cada año.
Será un impuesto temporal sobre los beneficios extraordinarios obtenidos en España por las empresas energéticas que facturen más de 1.000 millones al año.
Parece que piensan inspirarse en el impuesto italiano. En Italia se calcula la diferencia entre el beneficio obtenido en el semestre que termina el 31 de marzo de 2022 con el obtenido en el semestre que termina el 31 de octubre de 2021. La parte de esa diferencia que exceda del 10% se grava al 25%. Lo mismo se hace en los siguientes semestres.
En esta línea, el impuesto español gravará la diferencia entre el beneficio obtenido en España en 2022 y el obtenido en 2021. Y lo mismo entre 2023 y 2022. No sabemos si se gravará la totalidad de esa diferencia o el exceso sobre un incremento razonable. Tampoco sabemos el tipo aplicable.
El impuesto sobre los bancos
El Presidente piensa que, por la subida de los tipos de interés, los Bancos están obteniendo beneficios extraordinarios. En su opinión, eso justifica el establecimiento de un impuesto excepcional sobre los Bancos. Pero, a diferencia de las energéticas, no se habla aquí de gravar tales beneficios extraordinarios. Puede que sea así, o que el impuesto recaiga sobre la totalidad del beneficio, o sobre los activos, o sobre otras cifras de negocio. Suponemos que siempre irá referido a la actividad bancaria en España.
El Presidente piensa que, por la subida de los tipos de interés, los Bancos están obteniendo beneficios extraordinarios.
Será un impuesto temporal sobre los Bancos que facturen más de 1.000 millones anuales. Durará 2 años. El impuesto recaerá sobre magnitudes de 2022 y 2023 (a declarar e ingresar respectivamente en 2023 y 2024). La recaudación prevista es 1.500 millones en cada uno de esos dos años.
Hasta aquí, lo que sabemos de estos impuestos. Ahora, nuestra opinión.
Nuestros comentarios
Lo peor: El clima del enfrentamiento
Mucho peor que el anuncio de estos nuevos impuestos es la actitud que el Presidente ha adoptado para hacerlo. Expresiones como vamos a por todas, no toleraremos que unos pocos se aprovechen del sufrimiento de muchos, las dificultades de la mayoría no pueden ser la alegría de una minoría…, crean un clima de enfrentamiento entre el Gobierno y las grandes corporaciones. Y se busca alistar a las clases medias y trabajadoras para ese enfrentamiento.
crean un clima de enfrentamiento entre el Gobierno y las grandes corporaciones. Y se busca alistar a las clases medias y trabajadoras para ese enfrentamiento.
Esto es patético. Estas empresas, auténticas multinacionales punteras, son la columna vertebral del tejido empresarial español, y gracias a ellas vive una multitud de personas de clases medias y trabajadoras. Y de Pymes. Y muchos tienen sus ahorros invertidos en ellas. Y son vitales para hacer la transición energética de verdad. Y para financiar los proyectos de inversión. Necesitamos que inviertan decenas de miles de millones. ¿A quién se le ocurre señalarlas como el enemigo? Esto no se hace en ningún país normal.
Estas empresas, auténticas multinacionales punteras, son la columna vertebral del tejido empresarial español, y gracias a ellas vive una multitud de personas de clases medias y trabajadoras.
En otros tiempos el Presidente convocaba amistosamente a estas empresas. Se reunía con el IBEX. En ese espíritu, podrían haber hablado con ellas sobre su contribución a la lucha contra la inflación. Pero el Presidente ha preferido el enfrentamiento. Piensa que, aunque haya una mejor forma de hacer las cosas, el enfrentamiento le será rentable electoralmente. Sabe que a mucha gente poco informada le gustan este tipo de mensajes. Aunque no sean buenos para nadie. Y aunque luego la cosa se quede en la mitad de la mitad. Actuar así es puro populismo. Y tiene mucho peligro.
Y pone el pacto de rentas en peligro
Esa actitud pone en peligro el tan necesario Pacto de Rentas entre Gobierno, sindicatos y empresarios. Y con el PP, que debería estar en ese Pacto. Pero el Presidente descalifica al PP como interlocutor de cualquier pacto. Antes les llamaba mangantes, ahora curanderos. Sin embargo, el PP se ha abstenido en la votación del paquete anti-crisis. Y ha votado a favor en los temas de Defensa.
Si de verdad quisieran combatir la inflación, el Gobierno estaría trabajando intensamente, desde ya, en el Pacto de Rentas. Eso es lo único que importa ahora. Y en ese Pacto, junto con sacrificios de los trabajadores, se incluirían sacrificios de los empresarios, limitando los beneficios o propiciando más inversión y más empleo. Ahí se podría hablar de todo. Adelantarse de improviso con estos dos impuestos excepcionales, es poner palos en las ruedas. ¿Por qué no trabajan en el Pacto desde ya, en lugar de dejarlo para septiembre?.
Si de verdad quisieran combatir la inflación, el Gobierno estaría trabajando intensamente, desde ya, en el Pacto de Rentas.
España necesita transmitir seguridad al exterior
Cambiar de sopetón la tributación de las mayores empresas, con impuestos nuevos y excepcionales, no es bueno. Genera inseguridad en los inversores. España necesita mucha inversión extranjera, y debe ser un entorno muy fiable en los temas del dinero. ¿No se extenderán estos impuestos más allá de los dos años previstos? ¿No se extenderán a otros sectores como el farmacéutico, el tecnológico, el inmobiliario o a los supermercados? Nadie lo sabe. ¿Quién va a invertir en un país que toma decisiones así?.
¿Quién va a invertir en un país que toma decisiones así?
¿Hay beneficios extraordinarios en las energéticas?
El impuesto sobre los beneficios extraordinarios de las energéticas está montado sobre un futurible. ¿Serán los beneficios de 2022 superiores a los de 2021? ¿Y los del 2023 serán superiores a los del 2022? Nadie lo sabe.
Examinando las cuentas de Iberdrola, Endesa y Naturgy, con el único dato disponible (que es el primer trimestre de 2022) no vemos beneficios extraordinarios por ninguna parte. En los tres casos, el beneficio obtenido en España en el primer trimestre de 2022 es inferior al beneficio obtenido en el mismo período de 2021. En Iberdrola un 29% menos, en Naturgy un 9,4% menos y en Endesa un 31% menos. ¿Cómo han llegado a calcular que ingresarán 2.000 millones al año?
¿Qué pasa en los bancos?
Como hemos dicho, puede que el impuesto sobre los Bancos no recaiga sobre los beneficios extraordinarios. A lo mejor va sobre los beneficios en España o sobre el volumen de activos en España. No se sabe. Todo parece aquí más improvisado aún que en el impuesto de las energéticas. Incluso se dice que en Hacienda no sabían nada del impuesto a los Bancos. Increíble.
Por cuota de mercado, el 67% de los 1.500 millones previstos lo pagarían entre tres: Caixabank (400 millones), Santander (350) y BBVA (250).
Por cuota de mercado, el 67% de los 1.500 millones previstos lo pagarían entre tres: Caixabank (400 millones), Santander (350) y BBVA (250).
En todo caso, si no hay beneficios extraordinarios, el impuesto pierde su razón de ser. Veamos algunos datos:
Banco Santander: el beneficio obtenido en España en el primer trimestre de 2022 es 365 millones. En el mismo período de 2021 ese beneficio fue 243.
BBVA: el beneficio obtenido en el primer trimestre de 2022 es 601 millones. En el mismo período de 2021 ese beneficio fue 381.
Caixabank: el beneficio obtenido en el primer trimestre de 2022 es 707 millones. En el mismo período de 2021 fue 580 millones.
No parece que esto sea para echar cohetes. Y es indudable que la mejora de los beneficios en el primer trimestre de 2022, más que por la subida de tipos, se explica por el aumento de actividad tras dejar atrás la pandemia. Los Bancos están recuperando ahora los niveles del 2018-2019. Y en muchos casos, los beneficios proceden de liberar provisiones extraordinarias hechas anteriormente por la pandemia. Hay que verlo despacio.
¿Hay beneficios extraordinarios por la subida de tipos? Si suben los tipos a cobrar por dar dinero también suben los tipos a pagar por tomar dinero. La subida del Euribor no es sólo para los clientes sino también para los Bancos que piden prestado en el interbancario. Ellos viven del margen.
Así no se lucha contra la inflación
Es probable que los nuevos impuestos cargados a energéticas y Bancos sean trasladados, de un modo u otro, a los precios que estas empresas cobran a sus clientes. Todas las promesas que hacen los responsables políticos para evitar esto son un brindis al sol.
Es probable que los nuevos impuestos cargados a energéticas y Bancos sean trasladados, de un modo u otro, a los precios que estas empresas cobran a sus clientes.
Estos impuestos serán objeto de pleitos inacabables
Cobrar impuestos a las grandes empresas a estilo militar no suele dar buenos resultados. Más aún si esos impuestos ofrecen dudas de constitucionalidad. El principio de igualdad es importante para el sistema tributario. Y está el tema de la aplicación retroactiva a los beneficios de 2022 generados antes de la aprobación de la Ley. Puede que las empresas no ingresen las cuotas de estos impuestos y pleiteen hasta el Constitucional o el Tribunal de Justicia de la UE. Quizá ingresen dentro de 10 años, si pierden. ¿Esto es luchar contra la inflación o es contarle milongas a la gente?