Uno de los grandes momentos del verano independentista es la presentación en sociedad de la camiseta de la Assemblea Nacional Catalana. Este año se ha dado a conocer el día de San Fermín, junto con el lema y los habituales mensajes de estímulo.
Si el lema en 2019 fue el escueto y muy inteligible «Objectiu Independència», en 2020 se volvió prolijo y embrollado: «El deure de construir un futur millor. El dret a ser independents». En 2021 se detectó un esfuerzo de síntesis en «Tornem al carrer: Lluitem i guanyem la independència», aunque con una cierta ambigüedad en esas formas verbales, que tanto se pueden entender en presente de indicativo como de imperativo. Este año será: «Tornem-hi per vèncer: independència». El verbo está ya claramente en imperativo y refleja el constante deseo de «volverlo a hacer» manifestado por todos los líderes independentistas, pero al igual que estos no dice qué ni cómo.
En cuanto a la camiseta, cuenta Vilaweb que será de color negro «como el de la bandera de Santa Eulalia, símbolo de la lucha y la no rendición». No, el pendón de Santa Eulalia, patrona de Barcelona, es de color púrpura, no negro; pero no hay que pedir demasiadas precisiones históricas en según qué medios. Si ya es difícil convertir la llamada Guerra de Sucesión en una guerra de liberación nacional, más lo es convertir una bandera histórica de Barcelona en símbolo de lucha partidista, por más que estuviera izada en 1714.
El color negro, sí, significa lucha hasta el final; al contrario que el blanco, que significa rendición. Pero no es exclusivo de Cataluña, es un código universalmente conocido. Todo el mundo conoce la bandera negra de los piratas, con el añadido opcional de una calavera, y la de los anarquistas. Vilaweb, al intentar explicar por qué será de color negro la camiseta este año, afirma que la dirección de la ANC ha pensado «en la mítica bandera negra presente en muchas manifestaciones independentistas».
Todo el mundo conoce la bandera negra de los piratas, con el añadido opcional de una calavera, y la de los anarquistas.
De mítica, nada. La llamada «estelada negra» es un invento de 2014, salido de la nada; lo que no es un reproche: todas las banderas tienen un primer día y un inventor, aunque lo desconozcamos. Pero en este caso, y siendo un diseño al margen de toda norma vexilológica, es más bien un logotipo que una bandera. Se la ha visto vinculada a los llamados CDR, que por ejemplo llenaron la plaza mayor de Vic con una bandera negra gigante en enero de 2021.
La represión continua del Estado
La camiseta que este año lucirán los manifestantes de la ANC, de la «estelada negra» sólo asume el color de fondo. En blanco figuran las cuatro barras y la estrella, en posición diagonal: de la cintura al hombro izquierdo del usuario. Es un diseño dinámico que recuerda vagamente un célebre cuadro de Munch.
La insistencia en la idea de no rendirse contrasta con la rendición inmediata de los líderes independentistas en 2017 después de hacer lo que ahora algunos quieren volver a hacer. La rendición se tradujo inmediatamente en cárcel, luego indultada, o en exilio voluntario, aún sostenido por algunos.
La insistencia en la idea de no rendirse contrasta con la rendición inmediata de los líderes independentistas en 2017 después de hacer lo que ahora algunos quieren volver a hacer.
Los dirigentes de la ANC hablan de pasar a la acción, de «volver a salir a las calles», y de presentar «una lista cívica» a las próximas elecciones al Parlamento de Cataluña, pero no concretan cuál sería su programa ni cómo se elegirían los candidatos; ni qué harían de resultar elegidos.
En cuanto a la movilización del 11 de setiembre, ANC, junto con Òmnium Cultural y la Associació Catalana de Municipis, tampoco da detalles y se limita a crear expectación. La crónica del Punt-Avui —L’ANC treu bandera negra— lo cuenta así: «La estrategia de la ANC para movilizar a la gente en la Diada consiste en suministrar la información por capítulos, y en la primera entrega de ayer [7 de julio] no constaba ni el lugar donde se hará la gran manifestación ni en qué consistirá ésta (…) habrá que esperar a principios de agosto.»
La presidenta de la ANC, Dolors Feliu, sigue la crónica, afirmó: «Hay fórmulas para conseguir la independencia que no son esperar a que los partidos nos digan qué tenemos que hacer.» Esos partidos, ERC, JxCat y CUP, reunieron el 52% del voto en las elecciones autonómicas de 2021, según la misma propaganda independentista, algo menos si se cuenta bien, con lo cual tenemos que la ANC, con sus 45.960 socios reconocidos oficialmente en enero de este año, se considera más legitimada para decidir lo que conviene a este país que los diputados elegidos por cerca de millón y medio de electores.
«Hay fórmulas para conseguir la independencia que no son esperar a que los partidos nos digan qué tenemos que hacer.»
Dolors Feliu
En la documentación entregada ayer a la prensa, se insiste en que los partidos independentistas no están aprovechando la mayoría parlamentaria para dar el paso adelante, y de forma clara se afirma: “Ya no queremos esperar a los partidos, ya no creemos en ellos”. Denunciar los partidos existentes suele ser el primer paso para anunciar la creación de otro partido, pero es improbable que éste sea el caso.
Al lado de ridiculeces como hablar de las «cosquillas que anuncian un cambio de ciclo» y anunciar que éste «es el momento de la remontada», una manida metáfora futbolística que sirve para cualquier cosa, no podía faltar el momento de asimilación con el Kurdistán al denunciar «la represión continua del Estado contra el movimiento independentista» y al sostener que «no es un problema que venga de ahora sino que viene de años, aún más, de siglos».
Sociedad civil organizada
En el resumen del acto de presentación que hace la propia ANC en su web, se afirma que se acabó esperar nada de nadie que no sea el pueblo y la sociedad civil organizada. «Sociedad civil organizada» es el pseudónimo que la ANC se da a sí misma; cualquier otra entidad que no comparta sus objetivos está invitada a callar y a disolverse.
Hablan de «un cambio de ciclo para devolver la independencia al centro del debate político» y lamentan «la inacción de los partidos, con los cuales ya no cuenta ni en los cuales cree, porque han abandonado el camino hacia la independencia». Al decir que «la fuerza de la gente es la única que conseguirá la liberación del país», uno se pregunta si de verdad serán capaces de sostener el proyecto sólo con las cuotas de sus afiliados y al margen de los partidos ahora denostados.
Hablan de «un cambio de ciclo para devolver la independencia al centro del debate político» y lamentan «la inacción de los partidos, con los cuales ya no cuenta ni en los cuales cree, porque han abandonado el camino hacia la independencia».
Todo esto para reunir una cantidad suficiente de gente en la fecha señalada. Dentro de dos o tres semanas sabremos el formato de la manifestación, y dónde hay que apuntarse. A mediados de agosto, dirán que las inscripciones van por debajo de lo previsto, para estimular a los indecisos, y al final resultará que hay mucha más gente de la que parecía haber en un primer momento. Todo como cada año. Sin duda, el próximo 11 de setiembre será un éxito inconmensurable, porque la ANC siempre ajusta su espectáculo al público que prevé reunir.