El líder del PP en Cataluña y diputado en el Parlament, Alejandro Fernández, ha acusado a las formaciones separatistas, al PSC y a los comunes de haber convertido el catalán en una lengua «antipática» por su «obsesión enfermiza» de «convertir en intocable y en sagrada una inmersión lingüística que en realidad es una anomalía en todo el mundo». Lo ha hecho durante el debate de la nueva ley con la que separatistas y socialistas pretenden seguir blindando el catalán y así evitar el cumplimiento de la sentencia del TSJC del 25% de castellano.
Fernández ha recordado que la inmersión «no se aplica en ningún lugar donde confluyan dos lenguas oficiales». Y ha puesto como ejemplo de ello la situación de países como Finlandia, Malta o Bélgica y, ya dentro de España, Galicia y el País Vasco. «En esos países», ha subrayado el popular, «la inmersión es ilegal». Se trata de países en los que «se puede elegir entre dos líneas» o se fomentan el bilingüismo y el trilingüismo «flexibles», que, ha añadido, «es lo que consagran las sentencias en España».
Herederos del romanticismo alemán
Alejandro Fernández ha acusado a los separatistas de ser herederos del romanticismo alemán. Y ha recordado que este defendía cuestiones como que Alemania era allí donde se hablaba alemán. Algo que, ha advertido, tiene un «peligro» y que, en el caso de la Cataluña del siglo XXI, «algunos quieren aplicar a lo que llaman los países catalanes«.
Fernández considera que es «normal» que el separatismo catalán actúe de esta manera pero también se ha preguntado «cómo es posible que la izquierda se sume al nacionalismo más rancio«. Por otro lado, ha explicado que se justifica la inmersión como forma de fomentar la «cohesión social». Pero, a la vez, «los grandes jerarcas nacionalistas y socialistas renuncian siempre a tan idílica y maravillosa cohesión social» y prefieren para sus hijos «escuelas meritocráticas, competitivas y trilingües».