La universidad catalana también se ha subido al carro de la persecución de aquellos que prefieran el castellano como lengua de comunicación. Un buen ejemplo de ello ha sido el anuncio de la que la Pompeu Fabra ha habilitado un canal para recibir denuncias contra los docentes que no quieran impartir sus clases en catalán y prefieran hacerlo en español.
El canal en cuestión fue activado, según ha señalado hoy la UPF en su cuenta de Twitter, en septiembre del año pasado. Hasta febrero de 2022, ha recibido tan solo «11 incidencias de cambio de lengua» sobre 1.456 asignaturas de grado y de máster. Llama la atención que la existencia de esta herramienta para chivatos, similar a la ya activada por los ultras de la Plataforma per la Llengua, se justifique apelando a la necesidad de «mejorar la seguridad lingüística«.
El portavoz de Ciudadanos en el Parlament, Nacho Martín Blanco, ha sido muy crítico en su cuenta de Twitter con este mensaje de la UPF. Martín Blanco ha advertido sobre «el uso orwelliano del lenguaje», en referencia a la supuesta necesidad de «mejorar la seguridad lingüística». Y ha añadido que «todo se basa en evitar que se hable español». Algo que ha calificado de pura «hispanofobia institucional«.