Después de que los tribunales hayan dado al Govern quince días desde el pasado lunes para cumplir la sentencia que establece que el castellano sea también vehicular en las aulas catalanas al menos en un 25%, el nacionalismo y la izquierda catalana —a excepción del PSC, más ambivalente en este asunto— no cesa de cargar contra este porcentaje, atribuyéndolo un supuesto efecto destructivo en la Educación catalana. Sin ir más lejos, la portavoz de los comuns, Jéssica Albiach no dudó la semana pasada en tachar de «infame» la sentencia y reclamó «proteger las escuelas» del bilingüismo.
Ahora, ha sido el conseller de Educación, Josep Lluís González-Cambray, quien ha vuelto a arremeter contra el fallo. «La escuela catalana es un modelo de equidad y de cohesión social. Y es una aberración pedagógica la sentencia de unos tribunales que no saben qué pasa dentro del aula», aseguró ayer. En cualquier caso, la semana pasada señaló que lo más probable es que acabe mandando «instrucciones claras» a los centros, lo que ha sido interpretado como algunos como una señal de que finalmente acatará la sentencia.
A todo esto, algunas voces como la Asamblea por la Escuela Bilingüe han puesto de nuevo de relevancia la contradicción que supone tachar de «aberración» el 25% en castellano pero recurrir para tu familia a escuelas privadas trilingües, como es el caso de Cambray. «El conseller de Educación afirma que el modelo bilingüe es una aberración pedagógica. Pero él como padre lleva a sus hijos a un centro trilingüe. Y así todo en Cataluña…», destacó la AEB en redes. Y es que, en efecto, Cambray tiene escolarizadas a sus hijas en el colegio privado-concertado de la zona alta Frederic Mistral, que, como informa su página web, apuesta por el «plurilingüismo», incluyendo el inglés y el castellano como lenguas vehiculares además del catalán.