Las encuestas sirven tanto para reflejar la realidad como para crearla, y tienen bastante de divertimento si no hay unas elecciones muy cerca; pero con un mínimo de profesionalidad pueden servir para detectar tendencias.
La encuesta de Ipsos que publica la Vanguardia el día 15 de mayo encuentra pocos cambios de humor en el electorado: El PSC ganaría las elecciones catalanas y la mayoría independentista peligraría. Primera observación de Carles Castro: «El aleteo de Pegasus no parece batir con la suficiente fuerza en Catalunya como para alterar sustancialmente el mapa electoral.»
«El aleteo de Pegasus no parece batir con la suficiente fuerza en Catalunya como para alterar sustancialmente el mapa electoral»
Carles Castro
El PSC ya ganó las autonómicas del año pasado, aunque por muy poco; ahora subiría 3 escaños, hasta llegar a 36. ERC se mantendría con 33, pero ligeramente a la baja. JxCat perdería 7 escaños, cayendo a 25. El PP pasaría de 3 a 7, y Ciudadanos milagrosamente subsistiría con 3. Los extremos se mantienen al alza, pasando Vox de 11 a 12, CUP de 9 a 10 y Comunes de 8 a 9.
Según esta proyección, sería posible una mayoría de PSC más ERC, que sumarían 69, mientras que el bloque independentista, ahora con 74, bajaría a 68. Tanto pregonar que «somos el 52%» no ha servido para invertir la tendencia descendente del proyecto independentista. Los partidos con escaños reunirían ahora el 44,3% de los votos, y poco subiría este porcentaje añadiéndole los votos a opciones extraparlamentarias. Destaca en la encuesta tanto el bajo interés por participar en las elecciones, que está en un 51%, como que «casi un tercio del electorado independentista juzga mala o muy mala la gestión» del gobierno de la Generalitat. Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros, como decía Pio Cabanillas.
«Según esta proyección, sería posible una mayoría de PSC más ERC, que sumarían 69, mientras que el bloque independentista, ahora con 74, bajaría a 68. Tanto pregonar que «somos el 52%» no ha servido para invertir la tendencia descendente del proyecto independentista».
Hartos de tanta bronca
En la misma Vanguardia, Màrius Carol —Hartos de tanta bronca— cita datos de la última encuesta del CIS, de hace quince días, según la cual «el 90,4% exige rebajar la tensión política, el 89,7% reclama a los partidos que acuerden pactos de Estado y el 79,2% rechaza la bronca para desgastar al contrario». Esta encuesta abarca a toda la población española, pero es de suponer que el electorado catalán comparte particularmente este rechazo.
«El 90,4% exige rebajar la tensión política, el 89,7% reclama a los partidos que acuerden pactos de Estado y el 79,2% rechaza la bronca para desgastar al contrario».
Màrius Carol
En otro tiempo, durante la larga etapa de CiU, se habló del oasis catalán, ya que la crispación de la vida política en la Villa y Corte no se reflejaba en las instituciones catalanas, donde predominaban las buenas maneras. Habia mucho de espejismo en ello, pero en cualquier caso el proceso independentista, lejos de acentuar la diferencia, ha implicado una decidida armonización con la peor tradición española en cuanto a bronca parlamentaria y emisión de exabruptos.
Volviendo a la encuesta de Ipsos, el editorial de la Vanguardia advierte un aviso al independentismo—, al independentismo en general pero más en concreto al independentismo que más incita a la reincidencia:
«El retroceso que el sondeo atribuye a Junts coincide con los movimientos precongresuales del partido y el pacto in extremis para constituir una candidatura conjunta entre Laura Borràs y Jordi Turull, y en medio del enésimo choque con sus socios de ERC, esta vez por su negativa a suscribir el pacto para la reforma de la ley de Política Lingüística. Vistos los resultados electorales que la encuesta atribuye a Junts, quienes abogan dentro de la formación por romper con los republicanos y forzar unas elecciones quizá deberían reconsiderarlo.»
Concluye el editorial destacando la poca disposición al conflicto y la demanda de pacto y estabilidad que manifiestan los ciudadanos: «De los datos de la encuesta se deducen los pocos cambios que los escándalos de espionaje tienen en el comportamiento del elector catalán, su deseo mayoritario de que siga abierto el diálogo entre la Generalitat y la Moncloa, y la baja aceptación de la gestión del Govern y de la capacidad del president Aragonès para unir a toda la ciudadanía catalana.»
La independencia no es una prioridad
En la segunda parte de la encuesta, publicada el lunes 16, descubrimos, sin ninguna sorpresa, que el 72% de los ciudadanos catalanes creen que la independencia no debería ser una prioridad para el Govern. Que más de una cuarta parte del electorado, el 26%, crea que sí debe ser una prioridad demuestra que el desafío independentista va a seguir siendo una constante del debate.
Ante un referéndum legal y acordado, el 51% de los encuestados se manifiestan a favor de seguir como estamos, y el 39%, a favor de la secesión. Más en detalle, votarían a favor de la independencia el 100% de los votantes de la CUP, el 90% de los de JxCat y el 77% de los de ERC. Hay quien vota, pues, partidos independentistas pero sin estar de acuerdo con la independencia.
Ante un referéndum legal y acordado, el 51% de los encuestados se manifiestan a favor de seguir como estamos, y el 39%, a favor de la secesión.
Inversamente, el 100% de los votantes del PP, el 85% de los de Vox, más del 80% de los del PSC y el 75% de los de los Comunes votarían en contra de la independencia. Puede sorprender que el 15% de los votantes de Vox, que surgió pidiendo la supresión del estado de las autonomías, estén dispuestos a votar que sí a la independencia; pero es que los electores tienen en mente más cosas de las que el simplismo periodístico quiere hacer creer.
En cuanto al conflicto lingüístico escolar, «un 54% de los consultados apuesta por ampliar la presencia del castellano en las aulas, frente a un 43% que se opone», y en cuanto a los Juegos Olímpicos de invierno, «sólo un 24% expresa reservas». Previsiblemente será el primero el asunto más útil para polarizar, si no a toda, a buena parte de la sociedad, que es de lo que se trata.
En cuanto al conflicto lingüístico escolar, «un 54% de los consultados apuesta por ampliar la presencia del castellano en las aulas, frente a un 43% que se opone».
Una gran abstención
Un comentario anónimo en Converses a Catalunya señala la rareza de la encuesta, en primer lugar por «la escasez de la muestra, 800 entrevistas, que otorgan un margen de error de +/- 3,46». Luego porque la abstención «se sitúa en el 49%», y si «se añaden los previsibles votos en blanco y nulos, está claro que iría a votar menos de la mitad del censo».
«Este hecho debería mover a seria preocupación a los partidos y a la sociedad civil porque un país en estas condiciones no puede ser gobernado, pero de momento no se manifiesta reacción ni alarma alguna. A los partidos les es indiferente, sobre todo a los primeros de la lista.» No hay problema, porque para cualquier partido, sobre todo si le perjudica, la abstención siempre es culpa de los otros.
Finalmente, se destaca «una tercera rareza, que no es tanto de la misma encuesta como del país (…) el dominio arrollador de las izquierdas». Desde luego, la rareza es del país, y no habría manera de disimular ese dominio en ninguna encuesta. Tiene que ver con el predominio de las ideologías progresistas, colectivistas, cuando no revulucionarias, que existe en los medios de comunicación y en la escuela, algo que se ha acentuado en las dos primeras décadas del siglo. Hay tertulias en TV3 que parecen debates entre facciones de extrema izquierda.