La reputación de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), en entredicho. En esta ocasión sin embargo, la imagen de la entidad ultra no se ha visto dañada por su radicalismo político —recordemos que el colectivo tacha de falta de coraje a los partidos nacionalistas por no abogar por la vía unilateral—, sino por su ambiente laboral, calificado de hostil, despótico y machista según una denuncia y quejas de tres personas. Lo ha publicado El Confidencial, que explica que, mientras uno de los casos se ha sustanciado en una denuncia judicial por acoso laboral, en los otros dos, las trabajadoras afectadas se han cogido la baja por estrés ante su situación en el trabajo.
Los damnficadas coinciden en culpar al gerente de la entidad, Miquel Pujadas, de adoptar una actitud prepotente, machista y autoritaria. Una de las víctimas, la exresponsable de comunicación, cayó en una depresión de la que aún no se ha restablecido. Y aunque su caso llegó a oídos de la presidenta de la entidad, Elisenda Paluzie, la empleada finalmente fue despedida por «causas objetivas». Por su parte, la responsable de comunicación también afirma haber sufrido acoso por parte de Pujadas, por lo que fue recolocada para alejarla de éste. Por último, otra trabajadora, en este caso de administración, cogió la baja por estrés y terminó presentando la denuncia antes aludida.