El supuesto escándalo de las escuchas a dirigentes separatistas por parte del CNI —que se ha ido desinflando a medida que se ha revelado que contaron con autorización judicial y que el separatismo llevaba planificando la propaganda en torno a él durante meses— ha servido al secesionismo a tapar otro asunto para muchos más grave: los contactos de los nacionalistas catalanes con la Rusia de Putin. El último episodio se trata de una investigación hecha pública en la madrugada del domingo por la Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP), según la cual el expresident y fugado de la Justicia Carles Puigdemont se reunió con un emisario del Kremlin solo 24 horas antes de declarar unilateralmente la independencia de Cataluña.
Según los investigadores de la OCCRP —en la que han participado dos periodistas de El Periódico de Cataluña—, la cita tuvo lugar en la Casa dels Canonges, la residencia oficial del presidente de la Generalitat, ubicada junto a la sede del Govern. En el encuentro, el emisario de Putin, Nikolai Sadovnikov, habría prometido a Puigdemont el apoyo de Rusia si éste proclamaba la secesión aportándole 10.000 soldados y 500.000 millones de dólares. En contrapartida, Sadovnikov le habría reclamado que Cataluña se convirtiese en un paraíso fiscal de las criptomonedas.
«Peso pesado de la diplomacia paralela rusa»
Según la OCCRP, Sadovnikov mantiene línea directa con Putin y es un «peso pesado de la diplomacia paralela rusa», esto es, la que se ocupa de las operaciones de desestabilización que lleva a cabo Rusia en el mundo. Ahora, Sadovnikov dice no acordarse de con quien se reunió aquel 26 de octubre debido a las secuelas de la Covid, que le habrían hecho perder parte de la memoria. En cualquier caso, los investigadores piensan que la prueba de la importancia del encuentro es que Puigdemont lo llevase a cabo en un momento tan delicado y tenso como el día antes de proclamar toda una declaración de secesión ilegal.