La tendencia del separatismo en transfigurar la historia de acuerdo a sus intereses ha sido denunciada en numerosas ocasiones. Ahora, con motivo de la fiesta de Santa Creu en Figueres (Gerona), hemos asistido a un nuevo episodio de este tipo de tergiversación secesionista. Y es que los muñecos gigantes del famoso pintor surrealista y su esposa Gala desfilaron por las calles de la localidad exhibiendo un lazo amarillo de gran tamaño —un símbolo que en principio abogaba por la liberación de los presos por el procés pero que ahora representa a los partidarios de la secesión—.
El hecho ha llamado la atención porque el célebre pintor nunca fue nacionalista catalán ni favorable a la secesión de Cataluña. Por ejemplo, poco antes de su fallecimiento, tal y como figura en la cláusula tercera de su testamento, dejó como «heredero universal de todos sus bienes, derechos y creaciones artísticas al Estado español». Significativamente, esta disposición sustituyó a una de un testamento anterior en la que repartía sus posesiones entre el Estado y la Generalitat de Cataluña. Por otro lado, a tenor de la polémica el diputado de Ciudadanos Nacho Martín Blanco ha recordado en redes lo siguiente: «Ahora que algunos pretenden reescribir también la historia de Dalí poniéndole un lazo amarillo para convertirle al separatismo, vale la pena recordar sus últimas palabras públicas: “¡Viva el Rey! ¡Viva España! ¡Viva Cataluña!”».