Los catalanes constitucionalistas conocen sobre todo al exdiputado del PSC Joan Ferran (Barcelona, 1961) como una de las voces más criticas con el nacionalismo catalán, del que siempre ha representado un azote inclemente. Especialmente recordadas son sus feroces declaraciones de 2007 contra los medios públicos catalanes, cuando reclamó arrancarles —en feliz expresión— la «costra nacionalista». Pero, al margen de su andadura política —que también destaca por su faceta como activista político en los 70 que le valió las represalias del régimen—, Ferran atesora una carrera como escritor en la que acumula ya una abultada lista de títulos, entre los que destacan Bajo el murmuro de los alisios (2020), El complot de los desnortados (2019), Desde la aspillera (2018), Esperando a Noé, entre el diluvio y la independencia (2015), Destapando a Duran (2012), Maleïda crosta’(2009), Murmullos de apátrida (2007) y Entre tiempos (2006).
Ahora, publica con Ediciones Hildy una nueva obra: Flores de Arcén, retales de una ciudad en un cuaderno verde olivo. En esta ocasión, Ferran se aleja del fragor de la política para «observar y capturar momentos vitales, cotidianos, de gente a las que vemos y no vemos» en la ciudad en la que vive: Barcelona. Así, sin pretensiones pero con lirismo y sensibilidad social, Ferran dibuja a lo largo de 75 páginas 27 retratos de seres «invisibles» que, de otro modo, serían engullidos por la indiferencia o el olvido.
Un mirada respetuosa
Pese a su clara denuncia de corte social, el libro, tal y como ha defendido Ferran, no es un volumen «lastimero, de un autor que esté todo el día llorando por el destino de los desclasados, sino que trata también de las sutilezas que caracterizan las relaciones entre los que tienen y los que no tienen». Asimismo, por el retablo de Ferran desfilan personajes no necesariamente marginados, como un joven de clase pudiente que se divierte destrozando el mobiliario urbano en manifestaciones radicales o un echador de cartas que más que sanador místico ejerce de psiquiatra callejero. De lo que se trata, resume su autor, es de tratar a las personas que comparecen en este libro —«corto y conciso», remarca— «con todo el respeto que se merecen».