La oposición al nacionalismo en Cataluña, sobre todo al lingüístico, conlleva un peaje que no todos están dispuestos a pagar. Quién si lo ha hecho es el periodista argentino y activista de los derechos LGTBI Bruno Bimbi, que en 2020 publicó un artículo en CTXT, ¿Cómo se dice xenofobia en catalán?, crítico con las políticas lingüísticas de la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona. En el texto, Bimbi denunció que todos los grupos de una asignatura obligatoria se impartían en catalán pese a que algunos se ofertaban en castellano. ¿La consecuencia? Linchamiento en redes, que CTXT pidiese «disculpas» y prescindiese de sus servicios y, ahora, que la UB siga castigándolo por aquel texto.
«Mi artículo sobre la xenofobia en la UB, por el que perdí mi trabajo en CTXT, va a cumplir un año y medio, y todavía me siguen castigando. Lo último (de una larga lista) fue sacar de mi expediente dos materias aprobadas con matrícula de honor. Son rencorosos, eh.», relató ayer Bimbi en su cuenta de Twitter. «Es impresionante cómo se ha naturalizado que esta gente pueda manejar una universidad pública como si fuera su comité y perseguir a quien se anime a decir algo. Los propios profesores te dicen con resignación que no se puede hacer nada, porque en Filología mandan los fanáticos», continuó.
Bimbi explicó que pedir que se respete el principio de transparencia lingüística es «una provocación» en la UB. «Y se vengan borrándote créditos, bajándote notas sin justificación o haciendo desaparecer tu matrícula». Asimismo, adjuntó la respuesta de la Universidad a sus quejas por la discriminación del castellano, en la que le recuerdan «que el catalán es la lengua de comunicación» del centro, «de manera que, si un docente decide que su lengua vehicular para las clases sea el catalán, está en todo su derecho de poder utilizarla en el aula». Llamativamente, existe una campaña promovida por los sindicatos que anima a delatar a los profesores universitarios que cambien de catalán a castellano, pero no a la inversa.