La etiqueta #CatalanGate lleva dos días inundando redes sociales como Twitter. Sirve para que los separatistas muestren su indignación ante el supuesto espionaje telefónico a 65 personas vinculadas al procés a través del software Pegasus, creado por una empresa israelí y que, aparentemente, solo está a disposición de los gobiernos y los estados. Esta indignación, sin embargo, no es tan clara por la parte de ERC, que lleva dos días lanzando mensajes un tanto confusos sobre esta cuestión frente a la radicalidad con la que se expresan otras formaciones como Junts.
El presidente del Govern, el republicano Pere Aragonés, ha exigido explicaciones al Gobierno central y ha mostrado su convencimiento de que detrás del supuesto espionaje está el CNI. Pero, en contra de lo que podría esperarse, no ha pedido ninguna dimisión y mucho menos la del presidente del Ejecutivo, el socialista Pedro Sánchez. «Sería pura especulación«, ha dicho sobre la posibilidad de apuntar directamente algún nombre, «y es un asunto muy serio».
La formación liderada por Oriol Junqueras y Marta Rovira ha amagado con dejar de apoyar al Gobierno de Sánchez. Sin embargo, de momento, lo que sí ha hecho ERC ha sido sumarse a la petición de explicaciones al Gobierno central rubricada por Unidas Podemos, Junts, PDeCAT, la CUP, el PNV, EH-Bildu, Más País, el BNG y Compromís. Una petición registrada este miércoles ante el Congreso y en la que los partidos firmantes advierten de que «estas prácticas ilegales ponen en peligro todo el sistema democrático, socavan los derechos fundamentales e introducen una total y absoluta desprotección e inseguridad jurídica».
Atornillados a la mesa de diálogo
Por el contrario, no parece que este escándalo vaya a afectar a la predisposición de ERC a seguir negociando con el Gobierno de Sánchez a través de la llamada mesa de diálogo. Así lo ha dejado claro este miércoles el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, en una entrevista en TVE. Elena ha indicado que el Govern «ha ido modificando» muchas de sus «posiciones políticas» en este tiempo. Y ha dejado claro que el Ejecutivo de Aragonés no se «levantará nunca de una mesa de diálogo». El conseller ha manifestado que sí esperan una explicación a lo sucedido y conocer qué medidas adoptará el Gobierno ante el escándalo pero, a la vez, ha subrayado que no será ERC la que abandone la negociación con el Estado. «No es motivo para levantarse«, ha dicho, «pero el que ha de responder qué pasa con la mesa de diálogo es el Gobierno».