Era inevitable que, tras una década de desafío al orden constitucional y de desprecio a los ciudadanos del resto del Estado —una diputada de ERC, Dolors Bassa, llegó a afirmar que la «gobernabilidad de España le importaba un comino»—, el procés terminase haciendo mella en la estima que los ciudadanos del conjunto de España tienen por los catalanes. Así, en una encuesta hecha publica ayer informa de que actualmente la comunidad autónoma que cuenta con menos simpatía entre sus conciudadanos del resto de España es Cataluña. Por el contrario, los ciudadanos del resto de regiones se aprueban todos entre sí.
La encuesta, realizada por el Instituto Catalán Internacional por la Paz, señala que los extremeños son los que valoran menos afectivamente a los catalanes (34,7), seguidos por sus vecinos andaluces (41,6). Por su parte, en Valencia, Galicia y Madrid, la simpatía por los catalanes es valorada en torno al 45 (en una escala de 0 a 100). Llamativamente, el único lugar en el que los ciudadanos catalanes aprueban es en otra comunidad gobernada por el nacionalismo: el País Vasco (56,3).
No hay problema de convivencia
De otro lado, el estudio también analiza la polarización política en la sociedad española, concluyendo que se trata más de un problema alentado por la política que presente entre la ciudadanía: «En el debate público, la polarización suele presentarse como inevitable, extrema y omnipresente tanto en el ámbito territorial como en el ideológico y el identitario. Sin embargo, los resultados de la encuesta muestran una imagen mucho más matizada y compleja: los altos niveles de crispación en la política no son el reflejo fiel de un país socialmente fracturado. De hecho, los resultados de la encuesta indican que no parece existir un problema de convivencia».