El catalanismo moderado de Centrem busca concurrir a las elecciones municipales de Barcelona, que se celebrarán en mayo de 2023, y para ello cuenta ya con dos posibles candidatos: el empresario y ex presidente del Barça, Sandro Rosell, y el ex conseller de Cultura, Santi Vila. Este último sigue promocionándose como número 1 del cartel de Centrem mientras Rosell toma una decisión.
Así se ha podido comprobar este sábado en una entrevista ofrecida por Vila a la agencia Efe, en la que ha sugerido a Rosell la necesidad de no caer en «liderazgos mesiánicos» y de presentar una candidatura que tenga un proyecto real para la capital catalana y no tan solo un frente contra la actual alcaldesa, Ada Colau.
Vila, que ya ha cumplido la pena de inhabilitación que le impuso el Tribunal Supremo por su participación en el referéndum ilegal del 1-O, está a la espera de que Sandro Rosell tome una decisión sobre el liderazgo de la candidatura de esta nueva formación, integrada por el PDeCAT, Convergents, Lliures y la Lliga. Mientras tanto, en la misma entrevista ha reconocido que añora la política activa a la vez que ha dejado claro que «admira y aprecia mucho» al ex presidente del Barça. No obstante, también ha indicado que Centrem se equivocará si «en un proyecto tan importante para el bien común como es la Alcaldía de Barcelona» la formación se limita a «hablar de nombres concretos». Algo que, en su opinión, fue lo que dio al traste con el proyecto de Barcelona pel Canvi, liderado por Manuel Valls.
Políticos profesionales
«A Sandro, con toda la modestia, le haría la siguiente reflexión», ha añadido Santi Vila, «tú mismo, o yo mismo, o quien al final se decida a dar el paso (de ser el candidato a la alcaldía) debe tener presente que tiene que encarnar un proyecto colectivo, en el que empresarios, ciudadanos, emprendedores y vecinos compartan esta ilusión de cambio«.
Vila ha criticado que, a estas alturas, aún no se conozcan detalles del proyecto de Rosell para Barcelona y ha reivindicado «la profesionalidad de la política». «Reivindico», ha concluido, «al político profesional, al gestor, que ama el bien común, la función pública, la Administración y se aleja de los liderazgos mesiánicos que, más allá de sus ocurrencias o sus intenciones, por muy bien intencionadas que sean, no tienen capacidad de implementarlas».