Las críticas del portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso, Gabriel Rufián, al entorno de Carles Puigdemont por sus vínculos con la Rusia de Putin han levantando una enorme indignación en el separatismo posconvergente. La tentativa de Rufián de desvincularse de un nexo tóxico ahora que Rusia está en la picota internacional por la invasión de Ucrania es percibida por el secesionismo afín a JxCAT como una traición inaceptable. Recordemos que el líder republicano, que se rumorea que podría ser el próximo candidato de su formación a la alcaldía de Santa Coloma, se burló del círculo de Puigdemont afirmando que «se paseaban por Europa pensándose que estaban en una película de James Bond».
La última voz en pronunciarse contra Rufián ha sido la de la Assemblea Nacional Catalana —plataforma que, junto a la otra gran entidad separatista de la sociedad civil, Òmnium Cultural, ejerce una fuerte influencia en el orbe secesionista. Lo ha hecho a través de su presidenta, Elisenda Paluzie —militante en el pasado en ERC pero que en el presente se ha mostrado cercana a Puigdemont— que ayer se pronunció en estos términos: «Ya hace demasiado tiempo que Gabriel Rufián contribuye al relato criminalizador del independentismo. Callé cuando lo hizo conmigo en 2019 para no caer en la provocación que busca. Hoy [por ayer] ha cruzado muchas líneas rojas».