La invasión rusa de Ucrania ha cogido al separatismo con el pie cambiado. El problema es que situarse al lado de Rusia resulta impopular por ser los agresores, pese a que sea éste país el que está invocando el derecho de autodeterminación de las regiones de Donetsk y Lugansk para justificar la invasión. Pero hacerlo nítidamente a favor de Ucrania y su integridad territorial conjuga mal con el derecho a decidir que con tanto ahínco ha defendido el secesionismo durante los últimos años. Estas contradicciones quedan patentes, por ejemplo, en el editorial que publica hoy Vicent Partal en el diario separatista Vilaweb.
Por una parte, el artículo señala que el «derecho de autodeterminación está pensado sobre todo para proporcionar un soporte legal a los movimientos de emancipación nacional». Y aclara: «En cambio, en este caso concreto la reivindicación de la autodeterminación aparece como un instrumento de imperialismo ruso sobre Ucrania, cosa que origina una situación poco habitual». Seguidamente, sin embargo, Partal se pregunta si Donetsk y Lugans tiene el derecho de proclamarse independientes y responde que sí dado que «todo el mundo tiene el derecho de proclamarse independiente». «Cualquier comunidad humana que quiera constituir un Estado propio habría de poder hacerlo», asegura.
Nacionalismos deseables e indeseables
Llegados a este punto, el articulista se ve obligado a puntualizar que no todos los nacionalismos son iguales, siendo unos «agresivos» y otros «defensivos». «En este caso, históricamente —y ahora también—, el nacionalismo ruso es un nacionalismo agresivo, imperialista, que cree que la otra nación no tiene el derecho de existir; y el nacionalismo ucraniano es un nacionalismo defensivo», afirma. Y resume: «Así pues, no tienen la misma razón el uno y el otro».
Estas contradicciones también se han reflejado en la postura adoptada por Junts per Catalunya. Hoy la presidenta del Parlament Laura Borràs condenaba en Twitter el ataque ruso avisando de que «vulneraba gravemente la legalidad internacional». No obstante, hace solo dos días Junts explicaba en la misma red que «el no-respeto al derecho de la autodeterminación es el origen de muchos conflictos que se ahorrarían si se respetase la decisión de los ciudadanos de vivir en un Estado o, de formar uno, en las circunstancias recogidas en los tratados internacionales y sin amenaza del uso de la fuerza».
Otro atrapado por la falta de coherencia argumental ha sido el expresidente de la Generalitat y fugado de la Justicia Carles Puigdemont. El expresident ha manifestado hoy que el ataque ruso es un «desafío gravísimo y de consecuencias terribles». «La UE ha de reaccionar con más firmeza, unidad y decisión delante de esta violación del derecho internacional». Pese a ello, muchos recordarán que, según relató The New York Times, Puigdemont mandó a Rusia durante el procés a su mano derecha, Josep Lluis Alay, para recabar su respaldo para la secesión de Cataluña.