Un estudio de llevado a cabo por investigadores del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) ha demostrado que el Omomyc, una proteína terapéutica que funciona para atacar tumores primarios, también es capaz de detener la metástasis en el cáncer de mama.
En la investigación, cuyos datos han sido publicados en la revista Cancer Research Communications, se han realizado diferentes experimentos tanto in vitro como in vivo para conocer de qué manera Omomyc impactaba en las metástasis del cáncer de mama. «La respuesta ha sido muy positiva y en todos los casos se ha podido comprobar que Omomyc tiene una importante actividad antimetastásica, en contra de lo que se había especulado», explica el Dr. Daniel Massó, investigador de Peptomyc y primer autor del artículo.
«La respuesta ha sido muy positiva y en todos los casos se ha podido comprobar que Omomyc tiene una importante actividad antimetastásica, en contra de lo que se había especulado«
Dr. Daniel Massó
«Hasta el momento habíamos demostrado que Omomyc era eficaz controlando muchos tumores primarios. Ahora, además, hemos visto que también es un fármaco eficaz al bloquear la invasión, el establecimiento y el crecimiento de las metástasis en el cáncer de mama», añade la Dra. Laura Soucek, codirectora de Investigación Traslacional y Preclínica y jefa del Grupo de Modelización de Terapias Antitumorales del VHIO.
Omomyc fue creada por Vall d’Hebron como una miniproteína capaz de inhibir a MYC. Tras múltiples estudios preclínicos, cuyos resultados han dado la vuelta al mundo, se está probando en pacientes en un ensayo clínico puesto en marcha en mayo de 2021.
Potencial para el tratamiento de pacientes
Aunque la investigación realizada aún no se ha llevado a cabo con pacientes, el trabajo realizado por VHIO ha querido analizar también la posible repercusión de la aplicación de Omomyc. Para ello se analizaron bases de datos de pacientes, en las que se pudo comprobar que aquellas pacientes de cáncer de mama que presentaban sobreexpresión de los genes que bloquea Omomyc tenían una supervivencia más baja. “Esto nos hace ser optimistas y pensar que, si estas pacientes se tratasen con nuestro fármaco, quizá podríamos mejorar su supervivencia”, acabó explicando el Dr. Massó.