Las entidades de crédito en general, y CaixaBank en particular, presumen de Responsabilidad Social y de Código Ético. Sin embargo estas pomposas declaraciones y campañas no siempre se corresponden con el día a día de su actuación.
Un ejemplo personal ilustra lo que quiero expresar. Resulta que dicha entidad, CaixaBank, mantiene tarjetas de crédito y préstamos pre concedidos de esos que se ofrecían on line hace unos años, con T.A.Es superiores al 24%. Numerosas sentencias, incluidas del Tribunal Supremo, los han declarado usurarios durante estos últimos años en que las entidades han obtenido el dinero gratis del BCE y la inflación se ha situado entre el 1 y el 2 por ciento.
El hecho que los clientes hayan aceptado esas condiciones, por estado de necesidad, por confianza en esas instituciones, o simplemente por no leer los contratos, no anula, así lo dice el Supremo, la aplicación de la Ley de Usura.
Me puse en contacto con el Departamento de Atención al cliente solicitando una solución transaccional. En concreto pedí que se aplicará un interés razonable, pero sin llegar a pedir la nulidad de todos los intereses que es lo que dice el Supremo. El referido Departamento de Atención al cliente de la entidad, tras negar cualquier irregularidad, me ofreció una devolución irrisoria, sin explicación alguna de su formula de cálculo, exigiendo a cambio la anulación de la tarjeta y la amortización de las cantidades pendientes en un periodo de tiempo.
No acepte la propuesta, más por el fuero que por las cantidades en sí, y envié una reclamación al Banco de España que, tras cinco meses, me contesto que no era competente para estos temas y que reclamara a los Tribunales.
Hasta aquí el relato de lo sucedido. La cuestión que quiero denunciar con este artículo, no es la legalidad de unas actuaciones, ya consideradas nulas de pleno derecho por los tribunales. El tema es si compatible con el Código Ético de CaixaBank hacer caso omiso de una doctrina judicial consolidada y mantener unas condiciones abusivas a conciencia. No me vale que me digan que vaya a los Tribunales. ya lo haré para reclamar lo que creo mis derechos. lo esencial es la falta de legitimación moral de una práctica que se mantiene por el hecho que son pocos los clientes que dan el paso de reclamar , bien por el coste de pleitear, bien por el miedo a enfrentarse a una entidad poderosa. Les sale a cuenta económicamente actuar de forma poco ética.
Todo ello con la pasividad del Banco de España , que se lava las las manos. Entiendo que no es competencia suya resolver sobre cada reclamación concreta. Si lo es vigilar que no se apliquen de forma sistemática condiciones abusivas. Mecanismos para ello tiene.
No podemos olvidar que los Bancos no son empresas privadas sin más. No vale lo del libre mercado. Son un servicio público que se rescata con el dinero de todos los contribuyentes cuando las cosas van mal dadas.
Y encima hemos de aguantar que una pléyade de directivos con sueldos millonarios , sin arriesgar nunca nada – ni avalan , ni se arruinan cuando sus empresas van mal- salvo casos con implicaciones penales, den lecciones morales y de buena gestión.
Recomiendo a los lectores que revisen los tipos de interés y T.A.Es que se aplican a sus tarjetas y créditos. Pueden encontrarse con muchas sorpresas desagradables. Otro día hablaremos de la desatención creciente en el sector bancario, en las grandes empresas de ‘servicio público’ y en las administraciones públicas a todos los niveles..