El farmacólogo Joan Ramon Laporte compareció el pasado lunes ante el Congreso en calidad de experto y para hablar del proceso de vacunación contra el COVID-19 en España. Lo hizo con una intervención que sorprendió a todos porque cuestionó tanto la estrategia marcada por el Gobierno y las Comunidades Autónomas como los resultados. En una entrevista en el diario Ara ha asegurado este viernes que «las vacunas se diseñaron contra la variante alfa y con la delta ya no iban tan bien».
Laporte ha criticado que «el debate se haya centrado más en los procedimientos que en los resultados». Y ha asegurado que la «cobertura vacunal» es una «variante instrumental que va bien como indicador pero no por ella misma». En su opinión, podría ser «más interesante ganar unos puntos en las franjas de edad que vacunar a los niños para aumentar el porcentaje general».
Las dudas del experto
En la misma entrevista, Laporte plantea «dudas razonables» sobre el proceso de vacunación contra el virus. Se ha referido a la duración de la vacuna, que «ahora se ve que, al cabo de seis meses, pierde eficacia«. Ha añadido a esta cuestión el hecho de que «ante las nuevas variantes se reduce la protección». Las vacunas, ha asegurado, «como mucho, protegen a la persona vacunada». Y ha criticado el pasaporte COVID porque, en su opinión, «es una barbaridad»: «Se ha discriminado a los no vacunados pero también a los vacunados. La enfermedad se transmite igualmente».
Laporte se ha preguntado por qué, si se sabe que la vacuna no sirve contra la variante ómicron, se insiste en inocular una tercera dosis. Algo que considera innecesario «para la población en general». «Otra cosa son», ha matizado, «algunas franjas de edad y grupos de riesgo o vulnerables en los que podría ser recomendable. Pero, ¿dónde están los estudios que lo validan?».
El científico, finalmente, ha denunciado que en los ensayos clínicos de las vacunas contra el COVID-19 «ha habido casos de manipulación o se han escondido efectos secundarios graves». Y ha lamentado que «los mismos gobiernos que han sido capaces» de decretar el confinamiento domiciliario «han dejado en manos de las compañías farmacéuticas las patentes en un momento de emergencia global«.