Junts tiene claro que Cataluña no logrará la independencia por la vía del diálogo con el Gobierno central. Para la posconvergencia, la inhabilitación del ya ex diputado de la CUP Pau Juvillà es una muestra más de cómo el Estado supuestamente ataca al separatismo. Y, ante la ruptura de la confianza con ERC, confesada este lunes por Laura Borràs, el partido liderado por Carles Puigdemont pretende hurtar al republicano Pere Aragonés el control del procés, es decir, del Govern, y llevarlo a Waterloo, donde se encuentra la sede del Consell per la República.
Así se lo ha trasladado a Aragonés el presidente de Junts en el Parlament, Albert Batet. «La mesa de diálogo», le ha advertido el posconvergente al republicano, «es una vía que no lleva a ningún sitio». Y le ha planteado que ha llegado el momento de nombrar una «dirección estratégica colegiada independentista» que se encargue de culminar la ruptura con España. Batet también ha dejado claro que Carles Puigdemont tendrá un papel relevante en este órgano. En este sentido, ha recordado que es el presidente del Consell per la República, «el líder del 1-O y un elemento esencial para forjar un espacio importantísimo».
Batet, por otro lado, ha afirmado que «el conjunto del independentismo no está avanzando», que no se ha logrado activar «un frente antirrepresión» y ha lamentado que la mesa de diálogo con el Gobierno central solo se haya reunido dos veces. También ha recordado que para el presidente Sánchez, «no forma parte de sus prioridades resolver el conflicto entre Cataluña y el Estado español». Ante esta situación, ha asegurado que Junts comparte con Aragonés el objetivo de trabajar en una alternativa a la mesa de diálogo. Y es precisamente el Consell per la República el que podría asumir ese papel.