Presuntamente, el secesionismo había reducido su habitual beligerancia tras los indultos a los protagonistas del golpe de 2017 concedidos por el Gobierno de Sánchez. Sin embargo, la realidad no parece confirmar este optimista diagnóstico. Por una parte, el fallo del Tribunal Supremo que establece un 25% de castellano en la escuela ha servido para tensionar al electorado nacionalista apelando a la lengua. Por otro, la inhabilitación del diputado de la CUP, Pau Juvillà, por desobediencia, también ha galvanizado a los partidos secesionistas, si bien finalmente han acatado la medida. Quien no la ha asumido es la cabeza visible de los Mossos separatistas, el controvertido Albert Donaire, que en su perfil de Twitter ha llamado a la revuelta en las calles: «Es necesario volver al Aeropuerto, la Jonquera y Urquinaona, o no saldremos de ésta. Esto solo lo salva la sociedad civil. Desde abajo».
El radicalismo de Donaire es moneda habitual en las redes, donde suele desplegar su xenofobia contra los catalanes no nacionalistas o castellanohablantes —a quien no considera catalanes y tacha de «colonos». En una ocasión, por ejemplo, negó que en Cataluña hubiese fractura social alguna con estos argumentos: «Es correcto negar que la sociedad catalana está dividida. Lo que está dividido es la sociedad que vive en Cataluña, que es diferente. Por una parte, tenemos a los catalanes. Por otra, a los colonos. Las cosas por su nombre». Otra vez, llegó a amenazar abiertamente a este mismo colectivo: «Lo vuelvo a decir. Os encontraremos a todos. Y después correréis. Porque con la república catalana tendremos justicia de verdad y os juzgaremos a todos por vuestros delitos. Ya podéis volver a decir que os he amenazado. ¿No será realmente que os sentís amenazados de perder vuestros privilegios?».