Una de cal y otra de arena para el Gobierno municipal de Ada Colau en el día de hoy. Por una parte, ha vivido una victoria al conseguir, después de sembrar numerosas trabas, que la sede del museo ruso Hermitage rechace instalarse en Barcelona pese a las inversiones millonarias que ya había acometido. Por otra, ha sufrido una derrota simbólica con el episodio relacionado con la Medalla de Oro de Barcelona concedida al exministro del Interior durante los Gobiernos de la Transición, Rodolfo Martín Villa.
Como es sabido, el Ayuntamiento de Barcelona —conocido por su inclinación por el revisionismo histórico— retiró la distinción a Martín Villa en 2017 por los Sucesos de Vitoria en 1976 —año en el que le fue concedida— en los que murieron cinco personas y otras 150 resultaron heridas por la actuación policial durante una jornada de huelga el 3 de marzo. Sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia de Barcelona anuló recientemente la retirada del galardón al expolítico. Y es que, según el TSJC, «la retirada es posible cuando se producen hechos coetáneos no conocidos en el momento de la otorgación o por actos o manifestaciones contrarios a motivos que justificaron la concesión». «Pero en ningún caso», añadió, «sobre la base de realizar un nuevo juicio de valor o de concesión o por razones de oportunidades.
Más renuncias en el pasado
En cualquier caso, ahora el exministro ha sorprendido renunciando a la Medalla de Oro de la Ciudad Condal. No obstante, no es la primera vez que Martín Villa renuncia a una distinción. Lo hizo también en 2018, después de ganar otro pleito al Ayuntamiento de Sabero (Léon), que le había retirado el título de hijo adoptivo concedido en 1972. El juzgado de León se lo restituyó al considerar, como en el caso actual, que la retirada se basaba en «falsedades» y que tampoco se adecuaba a lo establecido en la Ley de Memoria Histórica.