Casi 380.000 personas han apoyado con su firma la protesta iniciada en la plataforma Change.org por Carlos San Juan de la Orden, un hombre de 78 años, que reclama que las entidades financieras dejen de excluir a los mayores y les proporcionen en sus sucursales un «trato más humano». El éxito de la recogida de firmas ha sido tal que el Gobierno se ha visto obligado a exigir a los bancos españoles que garanticen la llamada «inclusión financiera» de estos ciudadanos.
En su protesta, San Juan relata el lamentable trato que están sufriendo actualmente los ancianos en sus sucursales bancarias de siempre: «No paran de cerrar oficinas, algunos cajeros son complicados de usar, otros se averían y nadie resuelve tus dudas, hay gestiones que solo se pueden hacer online… Y en los pocos sitios donde queda atención presencial, los horarios son muy limitados, hay que pedir cita previa por teléfono pero llamas y nadie lo coge… Y te acaban redirigiendo a una aplicación que, de nuevo, no sabemos manejar. O mandándote a una sucursal lejana a la que quizás no tengas cómo llegar».
Un trato inhumano
Un trato que no es «ni justo ni humano«. Sobre todo teniendo en cuenta que muchos mayores no saben manejar las nuevas tecnologías y otros están solos «y no tienen a nadie que les ayude». Ante esta situación la respuesta del Gobierno, a través de la ministra de Economía, Nadia Calviño, ha sido pedir al sector bancario que adopte medidas para atender a los mayores de 65 años.
Lo cierto es que la atención a los clientes en general por parte de los bancos es cada vez más deficiente. Esta situación se ha visto extremadamente agravada por culpa de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, ya venía produciéndose desde un tiempo atrás, cuando las entidades comenzaron a implantar medidas como la obligación de hacer pagos por caja solo en determinados días y horarios o la de realizar los ingresos vía cajero automático.