Esta semana Àngels Chacòn ha presentado una nueva formación política: Centrem. El protagonismo de la exconsellera de la Generalitat, y hasta ahora líder del PDeCAT, ha hecho que la vocación disruptiva del nuevo partido haya quedado en un segundo plano y los medios hayan visto, mayoritariamente, a la nueva formación como un nuevo intento de refundación del espacio convergente.
Sin duda el programa socio-económico de Centrem reivindica unos postulados que enlazan con el ideario de Convergencia i Uniò, pero ahí terminan las analogías. La Catalunya de 2022 no tiene nada que ver con la de las últimas décadas del siglo XX, ni tan siquiera con la de la primera del siglo XXI. El procès ha dividido a la sociedad catalana en dos bloques estancos. El independentismo alcanza a tener una mayoría parlamentaria y formar gobiernos con la ayuda de la ley electoral. Su heterogeneidad ideológica y la resistencia a pasar página del procès, acarrean un desgobierno que esta llevando a Cataluña a una decadencia imparable. El carácter emprendedor de la sociedad catalana se ve sepultado por una creciente burocracia y un intervencionismo desmedido que ahoga la iniciativa privada, la libertad de las personas. La dependencia de la CUP y la aceptación acrítica de la llamada ‘corrección política’ lleva a políticas alejadas de la centralidad europea. Si a ello unimos un gobierno central también dependiente de populismos radicales el panorama es desolador.
Aparcar el debate independentista y concentrarse en el relanzamiento de Catalunya. Como en el juicio de Salomón, lo primero es salvar a la criatura
Romper la pendiente por la que se desliza Catalunya, acabar con un statu quo paralizante, exige como condición necesaria romper los bloques, acabar con las trincheras. No es una tarea fácil. Y esta es la novedad del proyecto de Centrem: reunir a personas provenientes de ambas orillas. Aparcar el debate independentista y concentrarse en el relanzamiento de Catalunya. Como en el juicio de Salomón lo primero es salvar a la criatura. Que vuelva a crecer sana y fuerte. Y para ello es necesario que uno y otro lado, partidarios y contrarios a la secesión, pero con un modelo de sociedad coincidente, se pongan a trabajar de la mano porque las heridas que provoca la confrontación permanente serán irreparables si no se les pone fin con urgencia.
Sus promotores son conscientes de que superar el marco mental, la desconfianza mutua, exige pedagogía, diálogo, tiempo y mucha lealtad
Centrem se dirige a los independentistas que aceptan explícitamente que la independencia ‘ no esta a tocar’ . A los constitucionalistas que comparten que con planteamientos resistencialistas, lógicos en los momentos de máxima tensión, no se alcanzarán gobiernos que se concentren en el buen gobierno y en trabajar para superar divisiones y no en ahondarlas por intereses partidistas.
Esta debería ser la tarea de Centrem y me consta que así lo quieren sus promotores, aunque sean conscientes de que superar el marco mental, la desconfianza mutua, exige pedagogía, dialogo, tiempo y mucha lealtad. Necesitarán determinación y claridad para empezar a vaciar las trincheras, un objetivo inaplazable que puede encontrar en la sociedad catalana un eco mayor del que muchos creen. Les deseo suerte y acierto.