Las aulas de los centros educativos catalanes abrirán sus puertas el próximo día 10, tras la celebración de las fiestas navideñas. Las clases serán presenciales en todos los niveles a pesar de que se espera que en las próximas semanas los contagios por la variante ómicron del COVID-19 alcancen su pico más alto.
Así lo ha decidido el Gobierno central con el acuerdo de todas las comunidades autónomas. Una decisión que la ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha calificado como «de país» y cuyo objetivo es seguir considerando a los centros escolares como «espacios seguros», tal y como ya sucedió el curso pasado.
El Gobierno y las comunidades consideran que el nivel de vacunación es ya lo suficientemente alto como para que el riesgo de contagio en las aulas se vea minimizado. Y es que, según ha señalado la ministra, el 86,6% de los adolescentes de entre 12 y 19 años ya está vacunado con la pauta completa. En la franja de los 5 a los 11 años las inoculaciones alcanzan ya el 30%. A esto se suman medidas de seguridad ya adoptadas desde septiembre de 2020 como el uso de la mascarilla tanto en las clases como en el patio y la ventilación de los espacios.
Esta decisión no ha agrado a algunos representantes de la comunidad educativa de Cataluña. Sindicatos como CCOO han exigido más medidas de seguridad para los docentes como entregarles mascarillas FFP2 o instalar ventilación mecánica en las clases. USTEC, por su parte, ha calificado de «temeridad» abrir las escuelas en las actuales circunstancias, según recoge El Nacional.