Tras los últimos acontecimientos en Cataluña y el alarmante incremento de tentativas de suicidio en jóvenes, parece que la Generalidad ha decidido ponerse las pilas al respecto y movilizar la pobre maquinaria de la que dispone para dar un golpe de efecto de cara a la opinión pública anunciando un plan de choque de salud mental. Pero esta problemática, no es más que la punta del iceberg.
La administración catalana lleva años obviando las manifestaciones médicas y sociales de la patología psiquiátrica y los gritos de auxilio no solo de pacientes, sino también de profesionales. Y es que, este problema lleva tiempo fraguándose y fomentándose por la Generalidad de Cataluña, agudizado ahora, por la pandemia de Covid 19.
La administración catalana lleva años obviando las manifestaciones médicas y sociales de la patología psiquiátrica y los gritos de auxilio no solo de pacientes, sino también de profesionales
Por una parte, han eludido las infinitas listas de espera de los enfermos para ser valorados por un psiquiatra, haciendo de los tratamientos herramientas ineficaces por ausencia de seguimiento. La consecuencia de dicha dejadez y desidia ha abocado a muchos de estos pacientes a acabar descompensados y en el mejor de los casos, en servicios de urgencias, donde han parcheado la situación para volver a enviarlos de vuelta a las listas de espera. Allí, aguardan pacientemente hasta el siguiente brote.
Y es que, en Cataluña, faltan profesionales de la salud. Las trabas ideológicas, el sectarismo y el desvío constante de medios económicos a causas separatistas que obliga a restarlas del departamento de salud, han hecho de nuestra comunidad autónoma una región poco atractiva y amable para ejercer profesionalmente.
La estrategia llevada a cabo por la Generalidad de Cataluña ha avivado las causas del deterioro de la salud mental de los catalanes
Por otra parte, según la sociología académica existe un factor social estadísticamente asociado con el bienestar mental. Se trata de la existencia de una implicación comunitaria fuerte, de estabilidad familiar, de unos vínculos sociales sólidos, y de una cohesión social y sentido de pertenencia a un grupo que permita a toda la sociedad sentirse parte de un proyecto. La estrategia llevada a cabo por Generalidad de Cataluña ha avivado las causas del deterioro de la salud mental de los catalanes.
En la Cataluña del “procés”, se han roto los vínculos comunitarios, se ha destruido el sentido de pertenencia integrador de la nación española, y se ha dañado la cohesión social mediante la histeria ideológica del separatismo y lo único que han traído es división, odio y confrontación, y con ello deterioro de salud emocional de los catalanes.
Intenta mitigar las consecuencias de su patológico comportamiento con ineficaces lavadas de cara que no engañan a una población derruida y hastiada
Han enfrentado a padres contra hijos, a catalanoparlantes contra hispanoparlantes, a separatistas contra no separatistas, a constitucionalistas contra anti españolistas, a patriotas contra catalanistas. A todos contra todos.
Su ideología de la discordia y el enfrentamiento han contribuido a la ausencia de cohesión social en Cataluña, al malestar emocional de nuestra sociedad, y, por lo tanto, forma parte de las causas estructurales del deterioro de la salud mental.
Ahora, es cuando el Govern despierta y mirando el desolador escenario que deja tras de sí, intenta mitigar las consecuencias de su patológico comportamiento con ineficaces lavadas de cara que no engañan a una población derruida y hastiada. La salud mental ha sido un juego para los sucesivos gobiernos en Cataluña, y hoy en día, no es mucho más.